Koldo Serra es uno de los directores más interesantes de nuestro cine. Por desgracia, no tiene todas las películas que nos gustaría en su haber para confirmar su enorme talla.
Ha pasado mucho tiempo desde que su debut marcase el terreno: Bosque De Sombras, aquel western fantástico con reflujos del cine de Álex de la Iglesia nos advirtió del brutal cineasta que Serra lleva dentro.
Tras la formalmente intachable Gernika era el momento de afrontar algo más en su línea, más agobiante, asfixiante y personal, a pesar de contar con un guión ajeno que se traía entre manos desde hace tiempo y que ha hecho suyo.
Y es que Serra es un tío de duelos. De westerns. De cine más de allí que de aquí, aunque las cosas sucedan cerca de tu casa. 70 Binladens es otra muesca más en su pequeña pero contundente filmografía. Para empezar, la película se sostiene sobre un dúo de actrices en estado de gracia, pero eso es algo que no debería sorprender a casi nadie. Nathalie Poza lleva muchos años demostrando que es una actriz de raza, y el director sabe dejarla volar con libertad y que su mala hostia salga a flote con un espíritu de improvisación a la altura de los más grandes.
Emma Suárez aguanta la estocada de la macarra criminal mientras advierte que tiene algo entre manos… o no. Ahí reside uno de los trucos más efectivos de este thriller: nada es lo que parece. O sí. Por su parte, Hugo Silva se entrega como drogodependiente armado con facilidad para joder cualquier iniciativa.
Fuera, en la calle, en la que podría ser tu calle, donde nunca pasa nada, un equipo de expertos y fuerzas de la ley capitaneados por un finísimo Daniel Pérez Prada, divertidísimo en su contención, y la eficiencia de Bárbara Goenaga para lidiar con lo suyo, que no es poco.
70 Binlandens es la mejor película de Koldo Serra. Su nervio y pasión por la planificación exquisita nos regalan un thriller muy vivo, mucho más divertido de lo que imaginábamos y con el duelo de la temporada. Y ahora no me estoy refiriendo únicamente a las actrices. El incidente que causa todo el asunto está rodado con una maestría alucinante a pesar de ser breve, cateto y realista, claro.
El nuevo trabajo de Serra es un juego de espejos que no se corta a la hora de cambiar de rumbo las veces que haga falta y que además incluye una importante carga de mala baba social. Un thriller ideal con el que esperar la llegada de la primavera.
KIKO VEGA