Cualquiera que haya estado con el radar mínimamente alerta en el mundo del melodic rock, el nombre de Chez Kane le resultará uno de los más familiares de estos últimos tiempos. Con su debut editado a principios del 2021, la cantante galesa llamó la atención con un explosivo álbum que miraba sin disimulo a la década de los 80, sorprendiendo a todo el mundo con su poderío vocal y ese tipo de canciones que no necesitan más de una escucha para que su estribillo ya te deje atrapado.
Vista toda la atención recibida, no era momento de perder el tiempo, y ya tenemos en nuestras manos la esperada continuación. Y si existe el mito del difícil segundo álbum, Chez Kane puede estar tranquila porque incluso ha superado lo escuchado en su opera prima.
Danny Rexon, frontman de los suecos Crazy Lixx, sigue como mandamás del proyector, produciendo y componiendo y tocando la totalidad del álbum, por lo que pocos cambios estilístico y de sonido encontraremos.
‘I Just Want You’, a ritmo de power ballad, es la encargada de dar la bienvenida al álbum, y si bien las power ballads tienen su protagonismo a lo largo del disco (‘Streets Of Gold’ tiene todo lo que un tema de ese estilo necesita), el ambiente festivo es lo que ronda por todo el álbum con la vitalista ‘(The Things We Do) When We’re Young In Love’, ese divertido saxo que revolotea en ‘Love Gone Wild’, o Nationwide’, donde se muestra la influencia que ha tenido Pat Benatar en toda una generación de cantantes.
Y hablando de influencias, los ocho minutos finales de ‘Guilty Of Love’, dejan claro otro de los oráculos de Rexon a la hora de componer: Meat Loaf y Jim Steinman. Aunque llegar a las cotas de los maestros no es fácil, ya que si de algo peca el álbum es que algunos temas se alargan más de los necesario, pudiendo decir en tres minutos lo que a veces se dice en cinco.
Puede que la nostalgia haya jugado muy a su favor a la hora de que este proyecto este destacando entre un público huérfano de discos de este estilo, pero el mejor halago que se me ocurre decir de Powerzone es que si se hubiese editado en los cada vez más lejanos días gloriosos del arena rock, no hubiese desentonado ante algunas de las obras más destacadas del género.
RICHARD ROYUELA
