Seamos sensatos: era prácticamente imposible que Immortal volvieran a entregar algo tan majestuoso como su anterior Northern Chaos Gods. De la misma forma, eso no significa que lo que Demonaz ha sido capaz de crear totalmente en solitario no sea de un tamaño bastante voluminoso. Mientras esperamos a que Wacken o Hellfest pongan sobre la mesa la cifra astronómica de euros necesaria para que Abbath y Demonaz limen asperezas, ya veremos sin con Horgh tras los parches, nos tenemos que conformar con este War Against All que, como decíamos, tampoco es que sea poca cosa.
Una vez más, lo nuevo del legendario combo noruego se inicia con el tema titular abriendo en una onda Battles In The North. No creo que nadie pueda quejarse por ello, y a estas alturas ya estamos más que acostumbrados al registro vocal de Demonaz. Ice Dale de Audrey Horne y Enslaved, quien ya le ayudara en sus trabajos en solitario, le ha puesto el bajo, y Kevin Kvåle de From The Vastland y Gaahls Wyrd es la bestia que le ha apuntalado la batería. Tiene la pegada y la velocidad que esta banda demanda, así que la elección ha sido acertada.
Me atrevería a decir que ‘Thunders Of Darkness’, el segundo tema, es incluso mejor que ‘War Against All’. Ciclón black a destajo. Barrido gélido y que se aparte todo lo demás. ‘Wargod’ es la primera sorpresa. Hermana siamesa de ‘Tyrants’, resulta absurdo no establecer paralelismos entre una y otra. Llegados a la épica ‘No Sun’, que en cambio transporta irremediablemente a At The Heart Of Winter, o a ‘Return To Cold’, que revisita los riffs secos y simples de Damned In Black o Sons Of Northern Darkness, lo que comprendes es que Demonaz ha ideado aquí un repaso a todas las épocas de Immortal, evidenciando a su vez que, tendinitis aparte, él es y ha sido siempre la mente y el corazón de los escandinavos.
Encima, se ha sacado de la chistera un corte como ‘Nordlandihr’. Si no me falla la memoria, más allá de intros estamos ante la primera canción instrumental de Immortal, un viaje por la escarcha que supera los 7 minutos, con sonoridades que tampoco habíamos escuchado nunca en el grupo. Y por si fuera poco, sacando más pecho aún, justo después recurre al sagrado nombre de ‘Immortal’ para afirmar en las letras, directamente, que su propia figura personifica esta entidad.
Viendo la porquería insufrible que Abbath está publicando actualmente y que la salida de Horgh tras el enésimo culebrón ni siquiera se ha notado, tenemos que darle la razón a Demonaz: Immortal le pertenece. Ante esta obra uno se da cuenta de que el cantante y guitarra es el sentimiento, los fraseos, los parones, el universo, y en definitiva, el mismo Blashyrkh.
PAU NAVARRA
