Hace dos años os contaba que Pat Flynn, el letrista y cantante de Fiddlehead, encontró la inspiración para su segundo largo intentando digerir una extraña combinación de sentimientos. Estaba felizmente casado, había sido padre, pero él seguía llorando la muerte del suyo. El resultado fue un catártico Between The Richness, publicado en 2021, continuación de aquel maravilloso debut titulado Springtime & Blind, basado explícitamente en la pérdida y lanzado tres años antes.
El nuevo trabajo de la banda de Boston parece cerrar esta trilogía involuntaria, y digo involuntaria porque ciertos sentimientos persisten más de lo que uno quisiera. El título del presente disco evidencia esa conexión y sobre todo apunta un cambio de actitud. “La muerte no es nada para nosotros”. Esta frase no es de Flynn, sino del filósofo Lucrecio, pero da nombre al disco y aparece en el corte ‘The Woes’, dirigida a los que viven con miedo obsesionados con el más allá. La idea del también poeta romano, en la línea de Epicuro, es que nadie debería preocuparse por la muerte a pesar de la inexistencia que con ella se presupone: una vez nos escapamos de este mundo dejamos, entre otras cosas, de sufrir (“In death there is no pain, then in death we can escape”).
El primer corte, ‘The Deathlife’, también suena a declaración de intenciones pues en apenas un minuto este ‘supergrupo’ de hardcore emotivo formado en 2014 —con miembros y exmiembros de Have Heart, Big Contest y Basement en sus filas— repiten enérgicamente que no quieren seguir estando tristes (“It’s just a dose of sadness, but I don’t wanna do it more”).
Que nadie espere tampoco del quinteto un disco despreocupado, gozoso y mucho menos alegre; en este disco compuesto durante la pandemia —sí, mientras los demás disfrutábamos su segundo disco ellos ya estaban encerrados componiendo otra entrega— todavía colean los efectos de los medicamentos para aliviar la angustia en piezas como ‘Sleepyhead’ (“Sleep it all away from pain only drugs can treat”) y nos entregan historias desgarradoras como la de ‘Loserman’, donde Flynn nos relata que conoció a una chica cuyo hermano perdió la vida en una accidente de coche solo cinco días después de ser padre.
Repite como productor Chris Teti (My Heart to joy, The World is a Beautiful Place & I Am No Longer Afraid to Die) y musicalmente este Death Is Nothing To Us sigue la estela de los trabajos previos, una fórmula ya reconocible que combina con inteligencia y aparente facilidad el emocore más crudo de la escuela ‘fugaziana’ –con pocos efectos y mucha profundidad- y la rama más burra del hardcore punk de principios de siglo, con canciones pesadas que rompen y te invitan a darlo todo en el pit. Son buenos ejemplos la adictiva ‘Sullenboy’, un tema marca de la casa que parece autobiográfico (“Depressive Irish genes may have me breathing dismal poems”) y ‘True Hardcore (II)’, una sorprendente segunda parte de la pieza homónima de Sebadoh que utilizan con la ayuda vocal de una institución del hardcore moderno como Justice Tripp (Angel Du$t, Trapped Under Ice) para criticar a esos “farsantes” que hacen daño a la escena (“Dejadnos, estáis matando lo más puro de la vida: el sentimiento”).
Por si no había quedado suficientemente claro el mensaje de este disco con un enorme peso lírico, como he intentado subrayar en esta reseña, Flynn grita en el último corte, la directa ‘Going To Die’, que él no tiene ninguna intención de dejarnos. Echa mucho de menos a su padre y a sus amigos que murieron demasiado jóvenes, pero todavía no es su momento (“See you on the other side, I know i Will, but I don’t wanna die”). No podían rematar esta nueva entrega de otra manera. Sin duda, uno de los discos de la temporada.
LUIS BENAVIDES
