Cuando te enfrentas a un nuevo álbum de Barbarian Swords sabes que vas a salir malparado, y esto lo digo en el mejor sentido de la palabra. Hoy en día los que amamos el metal extremo, nos tenemos que ir al más profundo underground para encontrar algo de sorpresa y peligro. Y no se trata de ser el más true, ni de ir de purista por la vida, nada de eso. Lo que pasa es que cuando en la escena más o menos conocida, solo te encuentras clichés de lo más inofensivo es inevitable sentir algo de decepción y cansancio.
Afortunadamente, siempre se puede confiar en unos cuantos nombres y el de Barbarian Swords creedme, es uno de esos activos incorruptibles e imprescindibles. De hecho, y esto es absolutamente asombroso, da la sensación que ha cado paso que dan, están más enfadados, más coléricos y también más inspirados. Escuchando Anti-Dogma Megaforce fácilmente podríamos caer en la tentación de decir que es su mejor obra hasta la fecha, pero eso quizás sería una afirmación injusta y algo precipitada.
Los catalanes se transforman, se metamorfosean en cada disco, siguiendo su instinto del momento y lo único que es innegociable, es su compromiso con seguir siendo coherentes con su filosofía de extrema virulencia. No aflojar jamás, porque si no, no serían ellos. He escuchado comentarios de que podríamos estar hacia un giro más ‘accesible’ de su propuesta y no estoy nada de acuerdo.
Han dejado de lado ese tétrico y oscurísimo doom tan característico de su estilo, han incorporado algún teclado a modo de colchón sónico y podemos escuchar unos cuantos estupendos solos de guitarra, pero la velocidad asesina sigue ahí, los temas siguen sonando absolutamente podridos y Von Pax… Bien, algún día me tendrán que explicar que tiene este tipo en la garganta para que pueda escupir esas proclamas con tanto sadismo, furia y mordacidad.
Están locos, pero también son inquietos, y si su participación en Tetrarchia Ex Bestia nos traía a unos Barbarian más doom, ya en Totemic Anal Turbofucker (Blood Fire Death, 2019) nos avisaron de que la velocidad del black metal más salvaje, iba a tomar protagonismo en una propuesta cada vez más rica en matices. Quizás si escuchas ‘A Thousand Impaled Heads’ puedas quedar prendado de esos teclados tan épicos y de la grandiosidad casi sinfónica de una pieza tan monumental, pero escucha ‘Massive Prehistoric Killing Machine’, poco más de dos minutos de puro black metal incendiario donde no dejan títere con cabeza. Dos caras de la misma moneda.
El sonido ha mejorado con respecto a su anterior obra grabada intencionadamente de la manera más cruda posible, pero que nadie se llame a engaño, bombas como ‘Nuke Barcelona’ o ‘Lord Winter’ siguen siendo putrefactas odas a seguir batallando contra todo y contra todos.
No es extraña la polémica en la que se han visto envueltos, cuando el sello holandés Void Wanderer encargados de la edición de vinilo, les sugiriera ciertos cambios con el título de uno de los temas e incluso intentaran difuminar de alguna manera el artwork de la portada. Una censura a la que de algún modo u otro ya están más que acostumbrados, y por la que la banda no estaba dispuesta a pasar. Cortar toda relación contractual era la única solución y así se hizo.
Desde la lejanísima edición de aquella demo titulada Crusaders Of The Apocalypse (reeditada a todo lujo el año pasado), la evolución de los catalanes ha sido impecable. Han experimentado, crecido y mejorado de manera imparable y coherente sin moverse un ápice de una filosofía y un sonido que nunca han prostituido; y lo que es mejor: lo han hecho ofreciendo siempre material de primera calidad. Escuchando el lacerante riff de ‘Killer Of All Hope’, las macabras frases de ‘A Mountain Of Corpses’ o la primitiva acritud de ‘Anti-Dogma Megaforce’, podemos pensar en Barbarian Swords como una de las mejores formaciones de metal extremo del continente, y os aseguro que no estaríamos exagerando. Enormes.
ANDRÉS MARTÍNEZ
