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Materia oscura

Desde hacía bastantes meses corría el rumor que Pearl Jam iban a ofrecer dos conciertos en el Palau Sant Jordi de Barcelona en el mes de julio aprovechando su paso por el Mad Cool Festival en Madrid. Ayer finalmente el rumor se convirtió en noticia oficial al confirmarse el itinerario de la gira mundial que la banda de Seattle realizará para presentar su nuevo disco Dark Matter.

Pero lo que en un principio fue recibido con gran entusiasmo por parte de sus seguidores, pronto se convirtió en decepción, tristeza y rabia al descubrirse el precio de las entradas: 140 euros por los de pista y primera grada, y 99 euros para los de segunda grada. A todo ello hay que añadir 18,50 euros y 13 euros en concepto de gastos de gestión, respectivamente, más 6 euros adicionales que irán a parar a la Vitalogy Foundation, una ONG fundada por la banda y su mánager en 2006. También se informó que un 10% del aforo estará reservado a los Platinum – PJ Premium Tickets, sujeto a un precio dinámico en función de la demanda de entradas.

La indignación entre los fans de Pearl Jam recuerda mucho a lo que ya ocurrió en 2022 con la gira de Bruce Springsteen & The E Street Band y de la cual hablé en este artículo. Muchos de los argumentos que utilicé ahí, podrían repetirse ahora.

Ya no es que sea difícilmente comprensible que los precios hayan subido más de un 60% respecto a su última visita en 2018, o que se someta a subasta la ilusión de sus seguidores, favoreciendo a los que tienen un mayor poder adquisitivo, lo que resulta sangrante es que, como en el caso de Springsteen, venga de unos músicos a los cuales se les presupone unos valores totalmente opuestos a lo que muestra esta aceptación de las reglas del capitalismo más crudo.

Precios de 2018

Sería muy interesante poder preguntarles a Eddie Vedder o Jeff Ament dónde ha quedado aquella lucha contra Ticketmaster en 1994 que les llevó a presentar una demanda contra la empresa tiquetera acusándola de monopolio. Recordemos que todo vino porque hace treinta años la banda se negaba a cobrar más 18.50 dólares por entrada y un máximo de 1.80 dólares por los gastos de gestión. Ya sabemos que Pearl Jam perdió esa batalla y la gira que intentaron realizar al margen de Ticketmaster fue de lo más complicada, pero de ahí a lanzarse a los brazos del enemigo hay un trecho.

Según su página web, la Vitalogy Foundation «traslada la ética de su música en impactos positivos tangibles». Sus tres líneas principales de actuación están dedicadas al medio ambiente, a la gente sin hogar, y las causas de los indígenas. A este paso, tendrán que abrir una nueva línea para ayudar a los fans que por culpa de los precios de las entradas (aproximadamente 15% del salario mínimo en España, y eso para los que viven en Barcelona) no puedan llegar a fin de mes para ver a su banda favorita. Pagando los propios fans, claro.

JORDI MEYA