Fue el propio Nick DiSalvo quien nos lo advirtió hace un par de temporadas. Un proyecto como Delving no obedecía a un mero entretenimiento con el que mantenerse ocupado durante el confinamiento de 2020, sino que había llegado para convivir con su banda madre. Cumplidos los compromisos con Elder y dejando por el camino alguna que otra aventura un tanto anecdótica como su alianza con los alemanes Kadavar, el momento de dar continuidad a su debut ha llegado.
Mientras que en Hirschbrunnen primaban los paisajes contemplativos y ambientales, su secuela se descubre como una obra mucho más atrevida. Como si en cierto sentido simbolizará la sensación de libertad al volver a recorrer el mundo exterior en lugar de verlo desde una ventana, las canciones de All Paths Diverge muestran una ambición por estar en constante movimiento, haciendo honor al término de rock progresivo en su significado más estricto. Las señas de identidad de su autor se mantienen, aunque estamos ante una versión ampliada de lo escuchado tres años atrás.
De hecho, y aunque DiSalvo se ha responsabilizado de nuevo de prácticamente todos los sonidos que aparecen en el disco, esta vez ha pretendido darle un simbolismo más de banda. Su compañero en Elder, Michael Risberg, el bajista Ingwer Boysen y el batería Uno Bruniusson son quienes ahora le acompañan en la tarea de trasladar la música de Delving al directo. Pero en lo que respecta al estudio, todo sale de la cabeza de nuestro hombre.
‘Sentinel’ realiza las funciones de apertura a través de un colchón de sintetizadores ya familiares que no tardarán en estallar llenando el lienzo de colorido. Tanto los arreglos de piano y diferentes teclados comparten protagonismo con una base tradicional de rock, en un acercamiento similar al que pueda tener otra mente maestra en esto del prog rock como el señor Steven Wilson. Sin embargo, poco a poco iremos descubriendo que el universo de Delving no difiere en exceso del de Elder. Ya sea por esa vertiente más atmosférica de sus últimas referencias, como a la hora de imprimir una mayor pegada cuando esta es requerida, títulos como ‘Omnipresence’ y ‘Chain Of Mind’ dan buena cuenta de las diferentes alternativas con las que juega Nick.
Precisamente es ‘New Meridian’ una de las más sorprendentes de este nuevo catálogo, planteando un inicio en el que las bases programadas ganan una importancia fundamental en su desarrollo. Al menos hasta que en el ecuador irrumpe la base rítmica haciendo de las suyas, dándole la vuelta al tema como si de un calcetín se tratara. Aunque para giros los que esconde ‘Zodiac’. La joya de la corona del álbum con sus 13 épicos minutos de duración es todo un vendaval de riffs amenazantes aun siendo capaz de mantener el tono seductor del disco. La larga outro que viene a continuación puede parecer un tanto gratuita, pero permite tomar algo aire tras semejante montaña rusa de emociones.
Esa salida acaba casi enlazada con ‘The Ascetic’, quizás el corte menos interesante por su caminar pasivo. Eso sí, en el último minuto y medio la maquinaria despierta y se pone a funcionar a tope de revoluciones en un tramo final apoteósico. ‘Vanish With Grace’ transcurre por senderos agradablemente comunes, pero también pega un inesperado volantazo orientándose hacía una despedida de ritmos electrónicos que te deja totalmente desconcertado. La prueba de que cualquier camino alternativo puede converger aquí.
Teniendo en cuenta que el lanzamiento de All Paths Diverge se ha solapado con el del nuevo álbum en directo de Elder, Live At BBC Maida Vale Studios, es este un momento estupendo para sumergirse otra vez en la música de una de las personalidades más brillantes e imaginativas que haya dado la escena stoner-psych-doom-prog-comoustedloquierallamar de los últimos tiempos.
GONZALO PUEBLA
