Treinta de junio de 1972. Alice Cooper tocan en Londres, en el Wembley Arena con Roxy Music. Entre la imagen estrafalaria y excéntrica de Dennis Dunaway, Alice y cía, y el colorido glam futurista de Ferry y los suyos, los espectadores no sabían a qué se enfrentaban. Un arsenal de canciones enormes pero con algo más. Y es que en ambos grupos siempre hubo algo más. Roxy abrían la velada. Phil Manzanera tiene presente el recuerdo. “Fueron una gran banda. Los teloneamos en Wembley, parecía un freak show aquello. Muy buenos músicos, muy buenas canciones y un sentido del teatro adaptado al rock fantástico. Los trucos me encantaban, como cuando Alice se cortaba la cabeza. (Se Ríe) Además, la manera en que se compenetraban los dos guitarristas era brillante, no vendían sólo una imagen impactante”. En efecto, Alice no sólo eran imagen, era imagen, canciones brillantes y ese halo de misticismo que hace que un grupo sea algo más que un grupo.

Ese mismo día se puso a la venta el quinto álbum del grupo, School’s Out, que alcanzaría casi el podio de ventas en Reino Unido y Estados Unidos. El single de mismo título del disco sí se alzó con el número uno de las listas de ventas de los hijos de la pérfida Albión. A nivel popular, en las islas Bowie y su pansexual fantasía basada en el Alice Cooper Group y T-Rex arrasaba. Ya lo dijo Wayne Hussey de The Mission: “Los exploradores que investigan un territorio virgen no se benefician, sino los que siguen su camino”. Y aunque hubo parte del pastel tanto para el grupo de Alice, Bowie y Marc Bolan, el inexorable tiempo parece haber olvidado el status de Alice y su atrevimiento al llevar sobre las tablas el movimiento surrealista, aparte de utilizar temáticas en sus canciones que antes no se habían ni imaginado. Al grupo en ese momento no parecía importarle mucho que le robaran, porque sabían que su caudal era amplio y sus registros sonoros eclécticos. Qué más da lo que dirán los críticos de Mojo o Uncut dentro de cincuenta años. Viven el momento. Hacen una gira de ensueño tras grabar un disco de ensueño. Habla Neal Smith, batería de la banda: “Si queríamos alcanzar el estrellato, debíamos entrar en Los Ángeles y Nueva York. Es entonces cuando escribiendo nuevas canciones, Michael (Bruce), que hizo mucho de la música, trajo de vuelta un par de ideas del pasado, y de ahí salió ‘School’s Out’. Glen (Buxton) vino con la intro. Todos colaborábamos, y lo hacíamos así con las canciones, era un verdadero equipo de cinco personas, de principio a fin. Fue la primera vez que sentíamos que iba a ser un gran éxito. Y con el resto del álbum también sentimos lo mismo”. Siempre hay que tener un buen antecedente.

Billion Dollar Babies, publicado en marzo de 1973, consigue una hazaña de la que pocas bandas y artistas puedan presumir. Son número uno a ambos lados del atlántico.

A qué se debió ese súper éxito. Pregunto a Sergio Martos, cantante de Schizophrenic Spacers, crítico de rock y autor de dos sobresalientes libros de Alice Cooper (uno sobre el grupo, otro sobre la carrera solista). Por qué. Sergio responde “porque es la progresión natural al exitazo de School’s Out; me refiero al single, no tanto al álbum, que quedó ensombrecido por el éxito de la canción pese a ser una obra maestra total y absoluta. Si Billion hubiera sido un disco flojo no sé que hubiera sucedido. Pero es que era otro bombazo, el cuarto en línea, así que el público respondió como debía”. Tiramos de nuevo de Neal Smith. “Antes de la grabación, ya habíamos tenido canciones de éxito, había salido ‘School’s Out’ y el disco nos había puesto en el mapa, había logrado que la banda estuviera presente en Europa, en Reino Unido, en Estados Unidos, en Canadá o incluso en Sudamérica. Nuestros sueños ya se habían convertido en realidad. Luchamos muy duro y por fin dio su fruto. Escribimos un álbum sobre nosotros mismos. Todos son sobre lo que pensábamos, pero aquí llegamos a otro nivel. Nunca habíamos gastado tanto dinero para un álbum como con ‘Billion Dollar Babies’, pero lo teníamos, así que lo utilizamos. La única parte negativa es que Glen no participó mucho en el álbum, fue el principio del fin de Glen como un elemento creativo en la banda. A pesar de eso, todo el mundo hizo un gran trabajo, teníamos electricidad, conexión. Y las canciones… estaba ‘No More Mr. Nice Guy’, ‘Hello, Hooray’…muy buenas canciones, y al menos sacamos tres buenos singles del álbum. Generábamos millones de dólares al mes, generábamos más dinero que lo que han ganado muchos grupos en toda su historia. Recuerdo que llegó al número uno el uno de abril de 1973 en el Billboard. Aquello fue fantástico. Estaba histérico, entusiasmado. Me encontraba exactamente donde quería, preparado para continuar nuestra carrera durante muchos años”.

En la edición original del vinilo, venía de regalo un dólar con la imagen de Alice y cía en vez del presidente George Washington. Lujo, billetes a espuertas, excesos…todo lo que un músico podía querer, lo alcanzaron. Aunque hay un símbolo de destrucción. Empezó a haber caídos en combate por el camino del exceso. Sergio Martos entra en mayor detalle sobre la  aportación de Glen Buxton. “Muy poca, solo las guitarras acústicas de «Sick Things» y quizás las rítmicas en ‘Elected’. Una pena, porque sí estuvo en las demos del álbum. Su distintivo es brutal, creo que su clímax lo encontramos en School’s Out, por eso el disco es tan sumamente creativo. No voy a cambiar mi opinión sobre Billion Dollar Babies, pero me hubiera encantado oír ese disco pasado por sus manos”. Todos habían tonteado con beber. Glen Buxton y Alice Cooper fueron los que cayeron en una espiral descendente. Glen fallecería con sólo cuarenta y nueve años en los noventa. Sus colegas musicales le dijeron que fuera al médico, pero el espíritu libre de Glen, el llamado Keith Richards de la banda por Alice, pensó que sólo tenía un ligero dolor y no una neumonía. Alice estuvo años totalmente perdido, cegado, cayendo incluso en el club de la aguja, el caballo. Grabó discos en solitario que no recuerda haber grabado.  En Jesucristo y Dios vio la redención en los ochenta y volvió a ser uno de los mejores frontmen del rock. De hecho, a sus setenta y pico años, sigue estando en el club de los imbatibles junto a colegas como Mick Jagger. Alice suele reinventar a veces la historia, cambiarla, creando un mayor mito. Pero aunque lo amemos hasta la muerte, ese Billion Dollar Babies, esa banda, merecen una resurrección.

Desde Love It To Death tenían un aliado idóneo en la producción, Bob Ezrin.  Sergio Martos: “Bob, como la banda (sin Glen), evolucionó hacia la grandilocuencia, y en ese terreno se supieron mover como pez en el agua. Mira como suena el disco hoy día, cristalino pero megalómano. Solo hay una definición: GRANDE. Los músicos de acompañamiento estaban ahí para cumplir una función, servir al álbum. Y lo hicieron a la perfección. Steve Hunter grabó algunos de los mejores solos de todos los tiempos, y Donovan protagonizó con Alice uno de los mejores duetos vocales que se hayan oído en un álbum de rock, y no por su belleza precisamente”. Cómo olvidar ese dúo, quién hubiera imaginado al Donovan hippie y acústico cantando partes de una de las canciones más hilarantes y magistrales de la historia. Si para los fans de Alice fue una sorpresa, no fue menos para él mismo. Donovan: “Esa sesión en particular, yo estaba presente en los estudios Morgan en Londres, y justo me encontraba allí cuando Alice grababa abajo. Vino a decirme hola y luego me invitó a escuchar lo que estaba haciendo. Estaba haciendo precisamente un tema llamado Billion Dollar Babies y me preguntó qué pensaba. La escuché y me pareció interesante. Así que ahí estaba este tío que acababa de conocer, tocándome la canción y diciéndome si me gustaría aportar voces. Dije que OK, dame los coros. Los escuché y su guitarrista tocaba como Keith Richards, algo muy poderoso que había aprendido de Keith o Brian Jones en los Stones. Y cuando escuché los coros dije De acuerdo, lo daré todo”.

El álbum lo abría una versión de Rolf Kemp, ‘Hello Hooray.’ Un medio tema con cierto aire hímnico que trata sobre la espera del éxito y una vez conseguido, paladearlo. Se podrían establecer semejantes, en la letra, con el ‘We Are The Champions’ de Mercury. Sobre ese gran éxito Alice Cooper comenta que “no puedes superar eso. Es una sensación indescriptible”. Quizá por indescriptible, se anticipó en Love It To Death a sus deseos de éxito en ‘Caught in a Dream’ y aquí toma prestada una canción ajena y le da la vuelta completamente, haciéndola suya y de la banda. Si sirve de referencia, a Jerry Only de los Misfits le parece uno de los mejores comienzos de un disco de rock. ‘Raped and Freezin», de Alice y Michael Bruce, constata que estamos ante una obra maestra en que todas las canciones funcionan tanto en conjunto como separadas. Un tema fascinante, directo y que finaliza con un toque latino que le da un punto extravagante de lo más mágico. Y viene Elected firmada por todos. El embrión de la canción debemos encontrarlo en ‘Reflected’ de su álbum debut. Qué mejor que el año del escándalo de Watergate para posicionar a Alice como presidente, con un coro infeccioso. En palabras de Alice “era la canción favorita de John Lennon: le encantaba porque su temática era política. Para nosotros era una broma, para él esto era serio. Hoy en día tengo que seguir explicando que nunca me presenté a la presidencia de ningún partido”. Cierto Alice, pero si grabas un vídeo como si fueras a ser elegido como el presidente de Estados Unidos y el resto de miembros de la asamblea de tu presidencia (incluido el jodido mono que nadie sabe qué pinta ahí), pues es normal que te pregunten. Sigue ‘Billion Dollar Babies’ que ya se ha comentado y después ‘Unfinished Sweet’, hipnótica y enfermiza. Suena una guitarra y Alice nos impactan con el segundo single, un tema de pop de la mejor ralea, ‘No More Mr. Nice Guy’. Y es que con ellos no iba la imagen de santurrones tipo Pat Boone. Eran amables sí, cultos también, pero se mostraban raros en escena y si alguien les iba a reprochar algo, tenían en el estribillo de ‘No More Mr. Nice Guy’ la respuesta. ‘Generation Landslide’ empieza tranquila hasta que Alice grita lalalala. Es increíblemente buena, con un ritmo envidiable. Joder, pienso la de veces que he visto el vídeo de Alice ya en solitario en París, año 82, atacando este tema con el grupo de acompañantes musicales de esa época, tipos que daban auténtico miedo. Pero esta canción, como dicen los mexicanos, es pura vida a nivel sonoro. Las cosas vuelven a enrarecerse en  Sick Things. El título explica lo que vamos a escuchar. Se contrapone a la dulzura que es Mary Ann, conducida por un piano. El fin es de los que hacen fans. I LOVE THE DEAD.  Nadie hubiera pensado se podría tararear algo así de forma efusiva. Empieza con un fondo lúgubre hasta que llegas al estribillo y encuentras pop en mayúsculas. Termina como empieza. Si queréis profundizar más en las canciones, la última reedición por parte de Warner viene con los temas comentados por todos los miembros del grupo.

En el álbum tuvieron ayudas externas, pero eso no debe verse como un detrimento. Si hacía falta llamar a Dick Wagner o Steve Hunter, se hacía. Hunter, que ejecutó varios solos guarda muy buenas palabras para estos chicos que revolucionaron el rock y le dieron, como mínimo, cuatro obras maestras al género. “Siempre he amado el Alice Cooper Group. Todavía son amigos míos, especialmente Dennis Dunaway. Grandes tipos. Hay cuestiones muy macabras en el disco, pero conviven muy bien con el humor. En plan, no te lo tomes tan en serio. (Risas) Como ver una película de terror antigua, de Frankenstein. No sé, ver a Frankenstein capturar a la gente andando de ese modo… (Se Ríe). Te asusta y te divierte. Es lo que Alice creó en el shock rock. Es como Bela Lugosi”.

La gira, grandiosa. Neal Smith: “Hicimos muchísimo dinero. Fue un gran show, nadie había visto nada parecido, Por aquel entonces teníamos tres o cuatro camiones llevando nuestro escenario, no había ningún grupo con esa infraestructura. Eran específicamente para el show. Recuerdo que estaba eufórico porque habíamos superado todas las expectativas. Ya estábamos contentos con el hecho de que la gente conociera el nombre de Alice Cooper, era un sueño hecho realidad, pero ser la banda número uno del mundo… fue algo totalmente inesperado”.

Poco a poco las distancias entre Alice Cooper cantante y otros miembros, empezaban a hacerse notorias. No culpa de Alice, sino algo que ha pasado a toda banda cuyo frontman tenga un poderío único y haya un mánager avispado. Se fijan en el cantante, no en el bajista (Dennis Dunaway, uno de los mejores en su instrumento que haya podido ver en directo)….Es triste pero así son las reglas del negocio de la música. Y ya sabemos que no hay negocio como el negocio del espectáculo.

El grupo se apresuró en sacar un nuevo disco el mismo año, Muscle of Love. Sergio Martos reflexiona sobre el último álbum del grupo. “Muscle Of Love debió grabarse mucho más tarde. Editar ese álbum el año en que has protagonizado la gira más importante de América y has tenido Billion Dollar Babies en el número uno de varios países es un error histórico, porque cualquier cosa que se vaya a comparar a eso va a salir derrotada. Muscle Of Love es un buen disco, pero es demasiado normal para ser Alice Cooper. Y claro, el hecho de que Ezrin no estuviera ahí le mermó de otra producción única. Ya sabemos lo que sucedió después, con la ruptura de la banda y Alice grabando Welcome To My Nightmare. Todo lo que rodea a Muscle es triste, pero todo se resume a que hubo un fallo de cálculo y Shep Gordon tomó partido de ello y agarró a Alice, que vivía en su propia nube de alcohol y fama, lo separó de la banda y se acabó la historia”.

Algo que podemos sacar en positivo, es que Alice ha mantenido su amistad con el resto del grupo, tocando juntos de nuevo en 1999. Y han grabado canciones juntos en los últimos discos de Alice en solitario. A pesar de no estar Glen Buxton, la química se mantiene intacta. Podrían ser capaces de entregarnos otro Billion Dollar Babies a nivel de calidad. Terminemos con una reflexión general del impacto del Alice Cooper Group, para entender la importancia de esos discos, con el brillante Billion Dollar Babies como último recuerdo.  Cedamos el testigo a Joe Elliot de Def Leppard.

“Amo el material clásico de Alice Cooper. ‘Love It To Death’, ‘Killer’, ‘School’s Out’, ‘Billion Dollar Babies’ están entre mis discos preferidos. No iría a una isla desierta sin ellos. ‘Unfinished Sweet’, ‘Raped And Freezin’, ‘No More Mr. Nice Guy’…son parte de mi ADN. No necesito escucharlos, puedo entrar en silencio a una habitación, cerrar los ojos y pincharlos en mi mente. Eso es lo que significa para mí”.

IGNACIO REYO

*Citas de Alice Cooper extraídas del libro de Sergio Martos Por Un Billón de Dólares editado por 66rpm.