FECHA: 28 DE SEPTIEMBRE DE 2024
LUGAR: SALA BUT (MADRID)
PROMOTOR: NOISE ON TOUR

Tanta preocupación nos había dejado el Kristonfest en su última edición ante la duda sobre si continuaría en Madrid o regresaría a Bilbao, que poco podíamos imaginar la doble buena noticia que nos tenía preparada Noise On Tour. El festival no solo resiste en la capital, sino que además ha vuelto a la ciudad que le vio nacer allá por 2010. Así pues, todos contentos por seguir disfrutando de una de las citas ineludibles en el calendario para los aficionados al stoner, doom y derivados.

Eso sí, uno tiene que ser honesto ante lo que ve y siente, y lo que presenciamos en la But el pasado sábado palidece si lo comparamos con cualquiera de las ediciones anteriores. A continuación iremos desgranando cada uno de los conciertos que tuvieron lugar, pero hay que empezar lamentando, nuevamente, la ausencia de Masters Of Reality. Anunciados en aquel cartel de 2020 que nunca tuvo lugar, la banda de Chris Goss esquivó una vez más el Kristonfest alegando incompatibilidad de agendas para poder finalizar la grabación de su próximo disco de estudio. Una lástima porque tal vez hubiera mejorado notablemente el line-up de una serie de formaciones que tuvieron que lidiar cada una con sus propias circunstancias.

Foto Unida: Rubén G. Herrera

Comencemos por Unida, quienes se encargaron de desvirgar la tarde-noche a una hora temprana. Es licito que Arthur Seay y Mike Cancino hayan decidido resucitar a la banda una vez más y el hecho de que presentaran algún que otro tema nuevo es un indicativo de que buscan cierta continuidad con esta alineación. Ahora bien, salir de gira con un frontman que es la antítesis de lo que significa una figura tan emblemática dentro del stoner rock como John García, es cuanto menos digno de debate.

No es que Mark Sunshine lo hiciera objetivamente mal. De hecho, al cuarteto se le vio disfrutón y con cierta química cuando era el turno de atacar títulos como ‘Human Tornado’, ‘If Only Two’ o ‘Black Woman’. Pero el registro más próximo al heavy metal y la pose un tanto histriónica de su nuevo vocalista no casan con la idea que uno tiene formada de lo que deben ser Unida. Dieron una actuación más que competente, pero es probable que de haber contado con el ex-Kyuss ahora mismo estaríamos hablando de una cosa bien distinta.

Veníamos avisados de que casi con toda seguridad esta sería la última vez que Pentagram pisaran nuestro país. Y la verdad que durante buena parte de su paso por las tablas (salieron un rato antes de lo previsto pillando desprevenida a buena parte del personal que había salido a tomar el aire) costó creerlo. Con toda la tralla que lleva encima a sus 70 castañas, sorprendió que a estas alturas del partido Bobby Liebling sea capaz de conservar el tipo. Con ese aspecto de abuelete del doom, todavía mantiene su magnetismo regalándonos todo un repertorio de muecas. El tío es una caricatura andante y a pesar de que su trayectoria ha tenido más de un momento reprochable, sabe como hacerse querer.

Foto Pentagram: Rubén G. Herrera

Además, su nueva y completamente renovada banda (la enésima en medio siglo de carrera) supo estar a la altura dando empaque tanto a los clásicos (‘Starlady’, ‘When The Screams Come’, ‘Sign Of The Wolf’) como a los adelantos de su próximo álbum. ‘Thundercrest’, ‘Live Again’ o ‘Sociopath’ (puro doom sacado del manual de estilo) no desentonaron para nada. Se retiraron cuando apenas llevaban 40 minutos y regresaron para un bis con ‘Forever My Queen’ y ‘20 Buck Spin’ que nos dejó a todos calentitos y con ganas de más. Entiendo que a su edad el bueno de Bobby tiene que dosificarse para aguantar una actuación entera. Veremos cuando le llega el momento de colgar las botas, pero aún parece pronto para él.

Confiábamos en que Monster Magnet terminaran de rematar la faena. Nada más lejos de la realidad. Bien es sabido que aquella figura hercúlea con la que descubrimos a Dave Wyndorf en los 90 quedó atrás hace tiempo. Sus adicciones le han pasado factura y hemos llegado a verle en muy baja forma (recuerden aquella gira de 4-Way Diablo en la que se había devorado a sí mismo). Al menos en sus últimas visitas habíamos notado una mejoría considerable. Por eso mismo chocó tantísimo que en esta ocasión tuviera que pasarse sentado todo el concierto mientras jugueteaba con la pedalera y arañaba de manera apática su guitarra.

Es duro ver a alguien que se ha caracterizado por ser un torrente de energía limitado a un pocos metros cuadrados con una actitud de salir a cumplir expediente. Desgraciadamente ni el resto de sus compañeros ni el repertorio terminaron de levantar aquello. El sonido resultaba tosco y embarullado, costando distinguir la voz de Wyndorf en segundo plano engullida por las guitarras de Phil Caivano y Garrett Sweeney. Tampoco ayudó un setlist excesivamente triposo y de difícil digestión.

Foto Monster Magnet: Rubén G. Herrera

Y es que entre las que nunca faltan a la cita (una ‘Dopes To Infinity’ que abrió el baile, ‘Tractor’, ‘Look To Your Orb For The Warning’ y la siempre bien recibida ‘Negasonic Teenage Warhead’), al menos les dió por rebuscar en el fondo de armario de sus primeros álbumes. Ahí aparecieron ‘Zodiac Lung’ y ‘Spine Of God’ para subrayar el lado más psicodélico del que siempre han hecho gala, pero sinceramente, aquella no era la noche para andarse con experimentos. No al menos con una banda tan desdibujada que a duras penas levantó el vuelo con un bis cumplidor en el que sonó ‘Space Lord’ y ya. Ni ‘Crop Circle’ ni ‘Power Trip’ hicieron acto de presencia. En su lugar, Dave abandonó la escena del crimen dejando a sus muchachos bajar la persiana mientras algunos ya enfilaban la salida. Una despedida fría para alguien que ha sido capaz de regalarnos algunas grandes veladas de rock.

Hay que decirlo sin paños calientes. Probablemente esta haya sido la edición más floja en la historia del Kristonfest si nos basamos únicamente en la calidad de los conciertos (y lo dice un servidor que no se ha perdido ninguna desde que se celebra en Madrid). Es comprensible que esta vez Noise On Tour no lo ha debido tener fácil en la contratación (recordemos que las fechas se movieron de mayo a septiembre) y que deben asegurarse nombres que les garanticen la venta de un cierto número de entradas. Pero creo que muchos agradeceríamos que se apostara por bandas más jóvenes en lugar de otras que andan jugando los minutos de descuento. Escena para ello hay y de sobras. Esperamos que en 2025 sigamos teniendo más y mejor Kristonfest.

GONZALO PUEBLA