El 24 de marzo de 2009 veía la luz Crack The Skye, el monumental cuarto disco de Mastodon que los elevaría al Olimpo de las grandes bandas de metal del siglo XXI. Quince años después, lo recordamos con su batería Brann Dailor a propósito de una reedición especial que se publica mañana mismo. 

Aunque con su anterior disco Blood Mountain de 2006, Mastodon ya habían dado el salto a una multinacional, pasando de Relapse a Warner, no hay duda de que fue su siguiente obra la que les hizo llegar a un público mucho mayor pese a tratarse de un álbum barroco musicalmente y con un contenido en el que se mezclaban viajes astrales, esoterismo y las teorías de Stephen Hawkings.

Fuera por la excelente producción de Brendan O’Brien, por la carga emocional que subyacía en sus surcos (el disco estaba dedicado a Skye, la hermana de Brann Dailor que se suicidó con 14 años) o simplemente porque Brent Hinds (voz, guitarra), Troy Sanders (voz, bajo), Bill Kelliher (guitarra) y el propio Dailor estuvieron especialmente inspirados, el caso es que Crack The Skye sigue siendo el baremo por el que se miden todos los discos que han publicado posteriormente. Todo un hito que han estado cerca de igualar, pero todavía nunca superado. Veremos si en el próximo lo consiguen. Como nos confirmó Dailor vía Zoom la semana pasada, el año que viene tendremos la respuesta.

Hola Brann ¿cómo estás?
BRANN DAILOR «Bien, aquí encerrado en casa en Atlanta. Tenemos un huracán en nuestra dirección. Mañana se esperan vientos de 60 a 70 millas por hora».

No debe ser el primero que has vivido. ¿Cómo es?
«Es muy ventoso (risas). Da un poco de miedo, la verdad».

Bueno, espero que no sea nada. Hablemos de Crack The Skye que, tengo que decirte, sigue siendo mi disco favorito vuestro. ¿Qué te parece el disco 15 años después? ¿Ha variado tu opinión con el tiempo?
«No. Creo que sigue siendo un disco esencial de nuestra carrera. Era un disco con mucha profundidad emocional. Estéticamente era como un árbol de Navidad con todos los adornos posibles, pero en el que todo encajaba. Creo que pudimos mostrar a la gente de todo lo que éramos capaces, sobre todo de un disco tan loco como Blood Mountain. Ofrecimos una nueva versión de nosotros. Es un disco que me sorprendió porque todo acabo saliendo como habíamos soñado, cosa que no suele ocurrir. Cuando haces un disco hay un punto incontrolable que es imposible de dominar, no está en tus manos, pero aquí, como decía, todo acabó encajando. Me siento súper orgulloso de ese disco».

¿Fue un parto más difícil que otras veces?
«El proceso de composición de este disco fue el mismo que en los otros, una montaña rusa emocional y muchos cabezazos contra la pared (risas). Convertir ‘The Last Baron’ en una sola canción a partir de tantas partes distintas me tuvo muchas noches sin dormir. Hubo mucha desesperación porque las cosas no salían, pero entonces salía algo guay y te volvías a animar. Lo que no pasa siempre. Conocer a Brendan O’Brien y que nos dijera, ‘No vamos a intentar convertir todo esto en canciones de tres minutos para la radio, vamos a hacer que suene cojonudo y si tiene que durar 14 minutos, que así sea’, era lo que necesitábamos escuchar (risas). Hacer un disco es como hacerte un tatuaje, nunca recuerdas lo que duele hasta que vuelves estar ahí sentado (risas). Tienes que confiar que en algún momento saldrá algo bonito que merecerá la pena».

Foto: James Minchin

«Estéticamente (Crack The Skye) era como un árbol de Navidad con todos los adornos posibles, pero en el que todo encajaba» BRANN DAILOR

Sois un grupo en el que las composiciones y los arreglos forman parte de una misma cosa, y creo que el disco instrumental que acompaña la reedición pone de relieve ese aspecto. ¿Cómo de terminados estaban los temas antes de grabarlos?
«En este caso teníamos maquetas de todos los temas. Estaban tan definidos como pudimos. La única que no estaba terminada era ‘Oblivion’. Fue la última que hicimos. Solo teníamos partes sueltas, pero no era una canción. Brendan vino nuestro local de ensayo en la pre-producción y le enseñamos todo lo que teníamos, y al final de todo le mostramos esas piezas sueltas y mira, al final fue el primer tema y el primer single».

También fue la primera vez que cantaste en un disco de Mastodon. ¿Cómo fue?
«Cuando le mostramos las partes a Brendan, nos preguntó si teníamos alguna línea vocal, y yo tenía esa melodía del principio, y Brent tenía la melodía del estribillo que había sacado con la guitarra. Los ojos de Brendan se iluminaron y nos dijo, ‘Ya tenemos el single’. Nos dijo que era lo primero que teníamos que grabar y que para que no se nos olvidara la melodía fuéramos al día siguiente a su estudio para grabar las voces. Y lo hicimos. Era una especie de maqueta, y como otras veces, canté esa parte como una referencia, suponiendo que Brent o Troy grabarían encima, pero a Brendan les gustó tanto cómo sonaba mi voz, que decidió que tenía que ir en la versión definitiva».

¿Te gustó la idea o era un marrón para ti?
«A ver, llegamos a hacer una prueba con la voz de Troy cantando mi parte, porque además Brendan tenía claro que no quería el primer disco que producía de Mastodon empezara con una voz que nadie conocía (risas). Y además cuando en un grupo empieza a cantar el batería, mal asunto (risas). Pero escuchamos la parte de Troy y la mía, y aunque se acercaba mucho, Brendan dijo que la mía seguía siendo mejor. Pero pese a todo, yo no estaba convencido, quería asegurarme de que en directo sería capaz de tocar y cantar a la vez, porque es muy difícil. Así que esa noche ensayé varias veces en mi casa y vi que sí, que podía hacerlo, y al día siguiente di la luz verde para que se quedara mi voz. Y mira, abrí el melón y ahora siento que canto casi la mitad del repertorio».

¿Te arrepientes o crees que aportaste algo que no estaba ahí?
«Bueno, añadí una textura más. Creo que canto mucho mejor de lo que lo hacía entonces. Ahora soy más capaz de reproducir en directo lo que grabo en los discos. Mucha gente dice que le gusta mi registro, no tan agresivo. Creo que aporta un toque de rock progresivo más clásico que a mí me gusta».

Por lo que yo recuerdo, a pesar de los temores de Brendan O’Brien, los fans aceptaron bien que cantaras.
«Sí, lo único es que al principio no sabían de quién era la voz. Hasta que me vieron, no sabían si cantaba Troy o Brent. La primera vez que la tocamos en directo fue en el programa de David Letterman, ante millones de personas. Siempre tenemos las mejores ideas (risas)«.

¿Os hizo Letterman algún comentario?
«A Letterman le gustan mucho las baterías y me dijo que le molaba mi kit. Pero era uno de alquiler (risas). Una vez sí que pude llevar la mía y se lo dije. Si ibas a Conan O’Brien, sabía que le gustaban las guitarras y te preguntaría algo sobre eso, y si ibas a Letterman, sabías que le gustaban las baterías. En cualquier caso siempre es emocionante ir a esos programas. Da miedo porque el público está muy lejos, y es gente que está de vacaciones en la ciudad y le han regalado unas entradas con la esperanza de que saldrá Tom Hanks… y aparece una banda de heavy metal de la que nunca han oído hablar».

Y encima canta el batería…
«Eso (risas). Pero disfruté cada vez que lo hicimos. Era una oportunidad para que mis abuelos pudieran verme en la tele».

Una curiosidad, ¿tenéis algún tipo de poder en la mezcla final en esos programas? Porque hay grupos que suenan bien, pero otros bastante mal, independientemente de lo bueno que sea el grupo.
«Cuando acabas de tocar, te llevan a un pequeño estudio en el backstage, y te dejan escucharlo una vez, pero siempre hay muchas prisas, y todo el mundo dice, ‘suena guay, adelante’. Y luego llegas al hotel, lo ves por la tele y suena como el culo (risas). En cualquier caso es una buena manera de dar a conocer a la banda. Nunca sabes qué te va a ayudar o que te va a perjudicar, pero tienes la esperanza que el cúmulo de todo lo que hagas servirá para algo positivo. Somos una banda que siempre dice a todo que sí (risas)«.

Volviendo a la reedición de Crack The Skye, aparte del disco instrumental, no hay temas inéditos. ¿No grabasteis nada de material extra?
«No, el disco era todo lo que teníamos. Creo que lo único que grabamos de más fue ‘Deathbound’ que salió a través de Adult Swim con ese vídeo loco con los muñecos en el que yo hacía de Mr. Rogers. La idea de sacar el disco instrumental, como si fuera una banda sonora, vino porque como es un disco tan rico en arreglos, quien de verdad quiera escucharlos todos, tendrá la oportunidad de hacerlo sin que queden tapados por las voces. Y luego también viene una película de cuando hicimos la gira de décimo aniversario con Coheed And Cambria. Es curioso porque haces un disco, pero luego con los aniversarios siempre están ahí presentes».

De hecho, ahora habéis terminado la gira de 20 aniversario de Leviathan con Lamb Of God y de ahí salió un tema nuevo con ellos, ‘Floods Of Triton’.
«Sí, fue una especie de accidente. Cuando hablamos con Randy (Blythe) de la gira, Bill y yo estábamos en el estudio repasando riffs que nos gustan, pero que nunca han encontrado un hogar, y nos apareció ese, que era de 2005, y pensamos que sería guay hacer algo con los tíos de Lamb Of God. Se lo mandamos a Randy y luego Mark (Morton)  metió el solo. Randy estaba en nuestra ciudad en una feria de cuchillos porque colecciona cuchillos, y vino al estudio a grabar las voces, lo cual siempre mola».

Me dicen que no tenemos más tiempo, pero espero que podamos hablar el año que viene con un disco nuevo de Mastodon en las manos.
«Sí, ese es el plan. Estamos en el proceso inicial de revisar todas las maquetas y partes que tenemos y pronto nos pondremos más a fondo. Pero seguro que en 2025 tendremos algo nuevo».

JORDI MEYA