Pocos casos soy capaz de recordar con tanta nitidez como la primera vez que escuché American Idiot de Green Day. Tenía 17 años y el mismo día de su publicación aproveché el recreo del instituto para acercarme hasta la tienda de discos de mi ciudad (la cual hace años que desapareció) para hacerme con una copia. Todavía eran tiempos en los que comprar un álbum, llegar a casa y no saber que te ibas a encontrar cuando le dieras al play escondía algo mágico.
Esa misma tarde me encerré en el salón y puse el equipo a todo volumen mientras sonaba el hitazo de adelanto que fue la propia ‘American Idiot’, alucinaba con las operetas a lo The Who ‘Jesus Of Suburbia’ y ‘Homecoming’, intuía el pedazo de single que era ‘Boulevard Of Broken Dreams’ y enloquecía con ‘St. Jimmy’ tras la épica para estadios de ‘We Are The Waiting’. Sí, es verdad. Aquellos no eran los mismos Green Day que había conocido hasta entonces, pero quizás por eso mismo el impacto fue mayor.
Lo que era difícil de prever ese mismo 21 de septiembre de 2004 es que el séptimo LP del trío de Berkeley fuera a significar el bombazo mundial a todos los niveles que acabó relanzando su carrera a lo grande. Ahora tenemos asumido a American Idiot como un disco de éxito incontestable, pero conociendo el contexto en el que fue editado, sobre el papel tal vez no lo pareciera tanto. Billie Joe Armstrong, Mike Dirnt y Tré Cool se jugaban mucho tras el batacazo comercial que supuso el incomprendido y merecidamente reivindicable Warning. Que su continuación fuera un álbum conceptual, con temas de 9 minutos y que criticaba duramente la gestión del entonces presidente estadounidense George W. Bush, no era a priori la mejor carta para llegar a un público masivo. Para su suerte, las 23 millones de copias vendidas hasta la fecha terminaron por darles la razón.
20 años han pasado desde entonces y aunque algunas cosas parece que no hayan cambiado (la reciente reelección de Donald Trump continúa manteniendo vigente su visión de una América idiotizada), el salto que supuso para la banda fue irreversible. Por mucho que en todo este tiempo no hayan logrado replicar su éxito con sus últimos lanzamientos (sin ir más lejos, Saviors ha quedado ensombrecido precisamente por la celebración de los aniversarios de Dookie y American Idiot, les sirvió para establecerse en la liga de los grandes dinosaurios que llenan estadios en cuestión de minutos, codeándose con U2, Metallica o los Rolling Stones.
Llegados a este punto y viendo como han ido reeditando algunas de sus obras más relevantes como Nimrod y Dookie, estaba cantado que por su 20 cumpleaños American Idiot también tendría su propia edición de lujo. Siguiendo el mismo guion que en los anteriores, las golosinas que guarda este box set conmemorativo tienen forma de caras-b, demos y algún que otro directo de la época, complementado con los documentales Heart Like A Hand Granade y 20 Years Of American Idiot.
De todo el material extra incluido aquí, podría decirse que algunas cosas guardan más interés que otras. Por ejemplo, descartes como ‘Favorite Son’, ‘Shoplifter’, ‘Governator’ y ‘Too Much Too Soon’ ya aparecieron en su día como b-sides, por lo que tampoco aportan nada novedoso. Siendo buenos temas, estilísticamente estaban más cerca de lo que hubiera sido una hipotética continuación de Warning, por lo que se entiende que acabaran relegadas al banquillo.
Más curioso es revisar las maquetas. Aunque la mayoría ya eran fieles a lo que luego sería su versión definitiva, mola escuchar una canción tan trillada como ‘American Idiot’ con una letra alternativa, comprobar como ‘Homecoming’ contaba al principio con una sección inicial descacharrantemente caótica en clave de humor con coñas internas entre los músicos, o que el segmento ‘Dearly Beloved’ fuera extraído de una canción titulada como ‘Lowlife’. Es una buena muestra de cómo las piezas del puzzle fueron encajando posteriormente como si se tratara de un gran rompecabezas en clave de punk rock grandilocuente.
Y si hablamos de grandilocuencia, nada lo ejemplifica mejor que el directo desde el Irving Plaza de Nueva York el mismo día del lanzamiento del disco. Probablemente sería una de las últimas veces que tocarían en una sala pequeña (aunque es un formato al que siempre les gusta volver de vez en cuando) antes de llenar cualquier arena que se les pusiera por delante en los meses venideros. Aquí está el álbum interpretado en su integridad de principio a fin rematado con una cover del ‘We Are The Champions’ de Queen, el cierre habitual que ejecutaron durante toda la gira de presentación. Después de esta, Green Day (para bien o para mal) ya no volverían a ser la banda de pop punk que descubrimos en los 90 para convertirse definitivamente en el mastodonte de rock de estadios que conocemos hoy en día.
GONZALO PUEBLA