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ACE FREHLEY – ‘10.000 Volts’

Mucho más de lo que llevan ofreciendo sus ex compañeros de banda en las última década.

Desde que dejara Kiss definitivamente en 2002, Ace Frehley nos ha dado mucho entretenimiento. Además de los consabidos cruces de declaraciones entre él y su ex banda, nos deleitó también con No Regrets su suculenta autobiografía y retomó de manera seria su carrera en solitario.

Cinco discos, más dos referencias dedicadas a versiones, son una cosecha lo suficiente solvente como para tenerle que dar la razón al guitarrista cuando no hace mucho dijo: “Paul y Gene han intentado destruir mi reputación llamándome alcohólico, drogadicto y también diciendo que no era alguien en el que se podía confiar profesionalmente. Pero si fuera así ¿Cómo he logrado grabar cinco álbumes de material original?». Lo cierto, es que polémicas aparte, el viejo Ace ha dado razones sobradas para ir confiando en él.

Ni todo lo que ha grabado es una maravilla, ni ha estado brillante en todas las apariciones en vivo que ha protagonizado, pero ha estado ahí persistente, firme y tenaz, ofreciéndonos cada cierto tiempo nuevo material, y demostrando que  todavía tiene muchas cosas que ofrecer.

En esta nueva obra, al Spaceman original se le ha visto híper activo y especialmente motivado. Ha encontrado en Steve Brown (el que fuera guitarrista de Trixter y colaborador habitual de Def Leppard) un buen apoyo para componer y producir, y él mismo atraviesa un buen momento personal que lo hace estar exultante, y muy seguro de haber entregado su mejor obra en muchos años. Y bien ¿Es 10.000 Volts su mejor colección de canciones de los últimos tiempos? En mi opinión, es muy superior a sus dos últimas entregas Space Invader (2014) y Spaceman (2018) donde la reiteración y el aburrimiento campaban a sus anchas, pero a pesar de la evidente mejora, hay todavía claros signos de un agotamiento creativo, que hace que nuestro hombre no consiga grabar una de esas obras incontestables e imprescindibles.

Podríamos decir que este nuevo álbum es más un disco de productor que no del mismo artista. Brown co-firma todos los cortes al lado de Ace, ha tenido el mando en todo lo concerniente al sonido y arreglos, y también ha metido guitarras en varios momentos, y eso se nota en esa intención de sonar más fresco y actual y de intentar dotar a las composiciones de ese elemento comercial que pueda hacer despegar el repertorio. La importancia del trabajo de Brown ha sido capital y luego está la personalidad y el inimitable estílo de Ace que ha hecho el resto para que el álbum suene como mínimo, atractivo y muy contundente.

Centrándonos ya en las canciones, ‘Walkin´On The Moon’ es sin duda, lo mejor del guitarrista en mucho tiempo. Tremendamente pegadiza, con esa arrastrada voz de Ace y un estribillo matador, podríamos estar hablando de un potente hit si no fuera que la industria discográfica ya no da para nada más que no sean escuchas en plataformas de streaming. Lo gracioso es el clip tan de serie Z que nuestro hombre ha accedido a rodar, un cutre corto espacial donde unos alienígenas de pega bailan al ritmo del tema. ‘Cherry Medicine’ es otra de esas composiciones que se te enganchan con facilidad. La pegada de su viejo compinche en los parches, Anton Fig, marca el ritmo de una poderosa tonada donde sin embargo, Frehley repite unos cuantos licks de guitarra escuchados una y mil veces.

Si la calidad de las composiciones es uno de los puntos fuertes del disco, quizás los solos de Ace sean uno de los puntos débiles. Demasiados recuerdos a trucos ya conocidos, es como si hubiera perdido esa destreza e imaginación que le había hecho ser uno de los guitarristas más icónicos de la historia. ‘10.000 Volts’ es otro pedazo de single y lo defenderé ante cualquiera que quiera negarlo. Lo digo porque he escuchado ciertas críticas sin sentido hacia un tema que abre el álbum de manera inmejorable. Un riff monumental acompañado de una melodía vocal una vez más, embaucadora, hacen que sea ese otro de los momentos álgidos del disco.

‘Back Into My Arms Again’ suena deliciosa con ese medio tiempo melódico tan típico del classic rock. Eso sí, se parece demasiado al ‘Fox On The Run’ de Sweet, se nota que son una de las grandes influencias de nuestro hombre. ‘Fightin’ For Life’ nos trae de nuevo al Frehley más aguerrido en otra de esas composiciones de hard rock tan típicas de su estilo. Ace se retrae aquí, a sus días de juventud cuando pasaba su vida callejeando por el Bronx rotando de una pandilla a otra. La audición va pasando y reiteramos el hecho de que no sorprende en ningún momento, pero íi es muy disfrutable, al final ¿Cómo no gozar del encanto de un tema como ‘Blinded’ con ese cortante riff y esos cencerros tan pasados de moda? Y seguramente será el autotune, pero la voz del protagonista suena de maravilla con esa introducción a capela. ‘Stratosphere’ es la típica instrumental marca de la casa para despedir el álbum y no nos sentir más satisfechos.

En pleno 2024, es una gran noticia que Ace siga con inquietudes y con ganas de seguir grabando. No me gusta establecer comparaciones odiosas, pero con todos sus defectos, creativamente hablando, lo que ofrece Ace Frehley hoy en día es mucho más de lo que llevan ofreciendo sus ex compañeros de banda en las última década. Y eso hay que valorarlo en su justa medida. Ace ha vuelto y eso siempre es motivo de celebración.

ANDRÉS MARTÍNEZ