Si conservas alguna conexión eléctrica en la azotea, en cierto momento tienes que darte cuenta del escaso tiempo que te queda. Es entonces cuando la serie ‘para pasar el rato’, la peli ‘de domingo por la tarde’, o el ingente volumen de medianías insufribles que se editan hoy en día no es que se deje para más tarde, no… es que se va directamente a la basura.
En esta carrera contrarreloj contra la muerte, ésa que ya hemos perdido de antemano justo al nacer, queremos obras trascendentes, con enjundia. Queremos álbumes como Solitude With The Eternal… de Adversarial.
Publicado por Dark Descent Records y llegándonos nueve años después de su segundo disco, Solitude With The Eternal… es un torrente negro que te deja petrificado durante su media hora larga. Uno de esos tumultos black death más que recomendados para seguir indagando en las posibilidades del punto G anal o vaginal de cada uno.
Lo más curioso es que es melódico a su manera. Sacando la cabecita como puede, esa guitarra más liviana intenta recordarte que se puede respirar entre su muralla opaca y esa gravedad insensata. Encima, en ballenatos como ‘Crushed Into The Kingdom Of Darkness’ o ‘Merging Within The Destroyer’ puedes hallar más similitudes con Ulcerate o Wormed que con sospechosos habituales del palo Impetuous Ritual, Teitanblood o Temple Nightside.
Riffs claros entre el bestialismo necesario, como se empeña en recalcar ‘Fanes At The Engur’ o las disonancias enajenadas de ‘Endless Maze Of Blackest Dominion’.
El trío canadiense hace honor a la fama que precede a su país con un tercer disco remarcable, que va de menos a mucho más, y en el que emerge victorioso C.S. con unas cuerdas vocales de auténtico espanto.
PAU NAVARRA
