El océano es inabarcable e infinito. Oscuro en su profundidad abisal y luminoso en la superficie que lo acerca a la orilla. Puede ser un lugar bello o un lugar inquietante donde sentir miedo y horror. El viaje es lo importante -bien lo sabía Homero-, lo que te hace crecer, evolucionar, la madurez inherente a la superación de experiencias sensoriales que debes transitar. El viaje. Ponerse a prueba. Hacer frente a los obstáculos que puede ponerte por delante un ente imprevisible como el mar.
Así te sientes cuando afrontas por primera vez un disco como The Coral Tombs, quinto trabajo de estudio de los alemanes Ahab. Tras ocho años de silencio, aquí tenemos a una banda excelsa, profunda, gigante. Sin duda se trata de su mejor trabajo hasta la fecha, en la que destacan los múltiples registros de voz de Daniel Droste, desde la intensidad dramática a la agresividad gutural, pasando por una melodía más cuidada. Harina de otro costal es el trabajo compositivo y la estructura de las canciones; de todo el disco en general.
El álbum usa como hilo conductor Veinte Mil Leguas De Viaje Submarino y, como la novela de Julio Verne, es una obra intensa, que repasa todos los registros posibles del funeral doom. Un viaje espiritual trascendente, que se abre paso entre la oscuridad para llegar al final del abismo.
Desde que suena el temporal inicial en forma de riffs acelerados de ‘Prof Arronax Descent to the Vast Oceans’ que te ahoga, hasta llegar a una profundidad acogedora y melódica de desarrollo lento y largo. Como debes suponer, no es para nada un disco de resultado inmediato. Saber gozar del océano implica sacrificio y esfuerzo. The Coral Tombs traslada ese gozo a una experiencia que requerirá de tu atención y muchas escuchas minuciosas y atentas. Aquí no hay concesiones, debes disfrutar la magnificencia de este álbum en soledad, a oscuras y con los cinco sentidos preparados.
Capas y capas de detalles, de guitarra, de profundidad y atmósferas que no te harán soportar la presión atmosférica de haberte sumergido hasta el ignoto mundo que existe en fondo abisal. Se intercalan los pasajes lentos y densos marca del género, con alguna marejada ejecutada con precisión quirúrgica de guitarra. La pesadez sonora de ‘Mobilis in Mobili’, los pasajes jazzísticos como en ‘A Coral Tomb’… los desarrollos épicos en ‘Mælstrom Feat. Esoteric’ con esas oleadas de riffs absolutamente demenciales y los gritos de desesperación de alguien que se sabe fuera de este universo engullido por la fuerza del océano o alguna criatura que se esconde en los recovecos más insospechados.
Estamos ante un disco absolutamente inmenso. Si quieres, puedes disfrutarlo aunque te de respeto el género y cueste meterte en el particular universo que proponen.
JOAN CALDERÓN