Como suele decirse, a menos que hayas estado viviendo en cueva durante los dos últimos meses es casi imposible que no hayas oído, visto o leído el nombre de Alcalá Norte. De golpe y porrazo, la banda madrileña se han convertido en omnipresentes, con Rosalía haciéndoles guiños, colándose a última hora en festivales como el Primavera Sound o el BBK Live, y anunciando una gira de 40 fechas.
Tiraremos de eso tan manido diciendo que son el grupo del momento, pero añadiremos que si todos fueran como ellos, bienvenidos sean. Pese a este hype que les rodea, Alcalá Norte tampoco es que hayan salido de la nada. Llevan ya tres años poniendo codos para hacerse un sitio en la escena y buscando las piezas adecuadas para todo encaje. La solidez de la que hace gala su debut, o que calificar su propuesta sea mucho más complejo de lo que pudiera parecer, avalan que las han encontrado.
Si bien la etiqueta post punk es la que te viene a las primeras escuchas, gracias principalmente a una sección rítmica que en más de un momento es la conductora de las canciones, la paleta musical de Alcalá Norte es bastante más amplia de lo que se les presupone. De hecho, el gran mérito de la banda es que a pesar de que puedan recordarte a The Smiths -las guitarras de la inicial ‘La Sangre Del Pobre’ son puro Johnny Marr- o a unos Nine Inch Nails de extrarradio –¿no es eso lo que podemos escuchar en ‘Westminister’?-, al final, su sonido goza de una coherencia que seguramente sea la clave para que hayan conectado con tanta gente distinta. Si a eso le sumamos una voz característica, la de Álvaro Rivas, y unas letras que podríamos calificar de costumbrismo dark, el misterio de su éxito deja de serlo tanto.
Por el camino, nos encontramos trazos del punk inglés más guerrillero en ‘Langemarck’ o el más melódico, caso de ‘Superman’; teclados juguetones vía new wave en ‘420N’, o aires a Parálisis Permanente en ‘El Rey De Los Judíos’, una reinterpretación de ‘Cosquilleo’ de La Paloma. Por tener, hasta tienen ese hit pop que cambia una carrera de la noche a la mañana como es ‘La Vida Cañón’, un tema sencillamente perfecto cuyo título ya forma parte de la jerga twittera.
Como todos los grupos que la clavan en su debut, ahora queda por ver su solvencia en directo a la que salgan de su hábitat natural, hacia donde evolucionan musicalmente, y otras cuestiones vitales a superar. Hasta el momento, parecen estar gestionando toda esta vorágine con tranquilidad y buen humor para seguir acompañándonos en los próximos años. Esa sangre de barrio bien se tiene que notar.
RICHARD ROYUELA