Desde que Fall Out Boy se reinventaran como una banda de pop modernete en su exitoso retorno en 2013, no han sido pocas las bandas de su escena -desde Panic! At The Disco hasta los propios Blink-182- que han intentado seguir sus pasos. Naturalmente All Time Low tampoco escaparon a la tentación, y durante varios años estuvieron probando fortuna, bajando el volumen de sus guitarras y trabajando con compositores y productores que les ayudaran a entrar en el mundo del mainstream.
La estrategia les funcionó sólo a en parte, y a la que uno empieza a escuchar su nuevo disco, parece que la banda de Baltimore haya querido rectificar el rumbo y recuperar la identidad de sus inicios. Sin embargo, a medida que avanza, ves que este retorno al pop punk es sólo a medias.
La primera mitad empieza de manera muy prometedora con ‘Some Kind Of Disaster’ (una de las mejores canciones que hayan parido, todo sea dicho), ‘Sleeping In’, ‘Getaway Green’ y ‘Melancholy Kaleidoscope’, ‘Trouble Is’ y ‘Wake Up, Sunshine’. En todas ellas, en mayor o menor grado, encontramos un nivel de entusiasmo y energía que echamos de menos en el anterior Last Young Renegade (2017) y buenas melodías marca de la casa.
Pero a partir del séptimo tema, ‘Monsters’, en el que cuentan con la colaboración del rapero blackbear, y la semi acústica ‘Pretty Venom (Interlude)’, el cuarteto vuelve a decantarse por su vertiente más comercial con medio tiempos y temas más bailables donde los elementos electrónicos ganan peso. No es que sean malas canciones per se, pero aquí All Time Low suenan mucho más genéricos y con menos chispa.
Si esto fuera un vinilo, diríamos que en la cara A está el punk y en la B, el pop. Tú sabrás con cuál te quedas.
DAVID GARCELL