Tras el bien recibido por crítica y público A Quiet Place To Die (2020) contundente y cercano a sonidos deathcore y djent, los australianos Alpha Wolf no esconden su ambición de dar el salto que los catapulte con este Half Living Things, rabioso, variado y más accesible.
El combo liderado por el frontman Lochie Keogh tienen un plan trazado al milímetro, y no es otro que llegar a más público, sin traicionar sus raíces. Lo consiguen entregando un tercer álbum de notable alto en el combinan influencias como lo hacían en sus anteriores entregas. Entre ellas destacan el nu metal en la inicial ‘Bring Back The Noise’ que los emparenta de manera directa con Slipknot, su nuevo gusto por el metalcore al estilo Architects de Holy Hell como en ‘Whenever You’re Ready’ o el hardcore más pendenciero de ‘Suck 2 Suck’ donde les acompaña nada menos que Ice-T.
Los de Melbourne, tras dar rienda suelta a canciones más inmediatas y novedosas en la primera parte del disco pasan en la segunda a profundizar en ese sonido pesado, contundente y cercano al deathcore, que les ha labrado una buena base de fans.
Van con todo en ‘ Mangekayo’ de inicio messhugiano, anabolizada con la voz del desafiante Keogh y ritmos sincopados que seguro que va a ser de lo más celebrado en el pit. Las guitarras desgarradas -con disonancias incluidas- y ritmo demoledor de ‘Garden Eyes’ es de lo más brutal que vas echarte entre pecho y espalda este año. Cierran el álbum con la vacilona ‘Half Living Things’ y la intensa ‘Ambivalence’, más cercana al metalcore más emotivo.
En una escena un poco saturada, en la que las bandas se van replicando unas a otras, Alpha Wolf se la juegan y piden paso sin pedir permiso, derribando muros y con un buen puñetazo sobre la mesa.
JOAN CALDERON
