Altarage, el agujero negro bilbaíno del que ningún mortal puede escapar, sigue engullendo todo atisbo de luz en el metal extremo. Veloz en su expansión, The Approaching Roar significa su tercer álbum en apenas tres años.
A través de una curvatura del espacio-tiempo que se nutre principalmente de black y death opaco, intransigente, disonante y de vastísima gravedad, en este nuevo envite podemos apreciar detalles nunca antes explorados, pues por mucho que a algunos les cueste apreciarlo, la entidad vasca siempre ha ofrecido variaciones en cada una de sus pesadillas discográficas. Por ejemplo, las primeras notas de ‘Sighting’ nunca se las habíamos escuchado antes, aunque luego ya te caiga encima esa esperada tormenta de rayos gamma que tanto les disfrutamos.
La radiación de ‘Knowledge’ hará que tus órganos vitales se desintegren, y lo mismo ocurrirá con ‘Urn’, aunque por razones muy distintas. A través de ondas de bajísima frecuencia, rozando casi el drone, el trío de enmascarados pondrá a prueba la paciencia de los menos entrenados antes de propinar otra dura e inquietante reprimenda, para luego frenar las revoluciones en un corte que se prolonga hasta superar los 7 minutos y medio.
‘Cyclopean Clash’ no da lugar a dudas desde su mismo título: aquí el grupo esgrime su vertiente más primitiva y ruda, repartiendo estopa gratuita entre fraseos cada vez más rarunos. Un suceso inexplicable tan antiguo como cualquier estrella, cuyo eco se ha propagado a través de los siglos.
Las veces que he visto a Altarage en directo no me ha parecido que hubieran sido capaces de replicar del todo el horror y la abrasión que contienen sus obras de estudio, pero estoy seguro que gracias a este trabajo irán a más dado que algunas de estas canciones albergan ciertos trucos, algunos guiños, que lograrán subirle la temperatura al respetable. Ya me los imagino de parón espectacular en ‘Chaworos Sephelln’, ahí, con el puño alzado mientras crecen los aullidos del público, o con esa pantagruélica ‘Inhabitant’ retumbando con enorme estruendo… Camaradas, estamos ante la antimateria.
PAU NAVARRA