Los madrileños Crossed recogen influencias que van del black metal al shoegaze para servirnos un artefacto sonoro capaz de crujir tanto nuestras cervicales como nuestra conciencia.
En el momento en el que leas estos, los cuatro miembros de Crossed -Miguel (voz), Javi (guitarra), Rodrigo (bajo) y Dani (batería)- estarán montados en una furgoneta girando, una vez más, por diversos países europeos. De camino a casa, el 19 de abril harán una parada en la sala Vol de Barcelona (entradas aquí), pero no tardarán mucho en volver a la carretera con la vista puesta en su participación en eventos como el Resurrection Fest, Asilo Fest o Emostiu, además de abrir para los estadounidenses Chat Pile en su primera visita a Madrid. Un calendario intenso para presentar su recientemente publicad Realismo Ausente que debería servir para que su nombre empiece a circular de manera más extensa entre los aficionados a los sonidos extremos e inquietos.
Hace un año estabais tocando en Estados Unidos. ¿Cómo fue la experiencia?
MIGUEL«Sí, fue en mayo. Pues fue un sueño, tocamos con nuestros amigos de Víbora”.
JAVI “Todo giró en torno al ZBR Festival, que es el festival que monta nuestro sello en Estados Unidos, Zegema Beach. Nos llamaron para actuar en el festi, que es un festival de dos días, sobre todo de bandas de screamo y así, y era la ocasión perfecta para hacer una gira, aún con la dificultad que tiene tocar en Estados Unidos por el tema de visados. Evidentemente no sacamos ninguna visa, fuimos como turistas, un poco a lo punky y bueno pues tocamos en todo tipo de sitios: desde un restaurante de burritos, el sótano de una casa, un taller de coches, el sótano de una iglesia… Digamos que salas al uso solo hubo dos en Chicago y Nueva York, el resto fue todo sitios curiosos, pero fue muy divertido».
DANIEL “Dos salas y solo una sonorizada (risas)”.
Contadme más sobre el restaurante de burritos que me ha dejado muy intrigado.
JAVI «Fue en Cincinnati. Los bolos eran en el mismo espacio donde la gente estaba cenando. Era como un diner. La gente cenando y nosotros tocando a la vez con la peña haciendo mosh por el medio. Supongo que allí normal, pero para nosotros no. Tuvimos que mover las mesas para hacer como un escenario. Y la gente que pasaba por la acera veía el show, era una cosa bien graciosa, pero curiosa también».
DANIEL “Lo que más me impresionó allí es que no haya limitador de volumen. Puedes tocar al volumen que quieras y nadie te dice nada y nada. La gente cenando a dos metros de ti y tú con el ampli al diez. Fue bastante increíble.»
¿Y os pagaron en dólares o en burritos?
DANIEL «Con las dos cosas. Cenamos buenos burritos allí».
MIGUEL “Pero sí fue otro rollo. Hemos girado también por Europa y por la Península y era completamente otra movida. Allí nos dimos cuenta de otro tipo de cultura, de escena, de público. Aunque pueda sonar un poco que eran conciertos de guerra, la mayoría se petaban, sobre todo el festival, claro que era un festival solo de música de este estilo. La escena allí es la leche, es como súper acogedora, había muchísima gente del colectivo de LGTBIQ+, gente muy joven…”.
RODRIGO “Están muy preparados. Por ejemplo, el sótano de la casa es un sitio donde habitualmente hacen conciertos. Tú estabas ahí y la peña estaba en el salón o en el jardincillo, bebiendo de tranquis. Todo el mundo era muy respetuoso”.
JAVI “En todos los bolos tocaban muchas bandas, casi todos los bolos eran cuatro o cinco bandas y eso generaba ambientes muy guays. Nosotros íbamos con la idea de que quizás sería más frío que en Europa, igual la gente más distante, también por ser de España, y fue absolutamente todo lo contrario. Hicimos un montón de contactos súper buenos, la peña nos ofrecía su casa, su equipo. Piensa que íbamos con una mochila intentando disimular al máximo que íbamos a tocar, en plan turismo”.
¿No llevabais ni guitarras, ni nada?
JAVI «Nada, nada. En realidad, el proceso fue, resumiéndotelo un poco, ir al Guitar Center en Chicago y comprar todo lo que pudimos que luego devolvimos. Eso, más lo que el tipo que nos alquilaba la furgo, Derek, nos prestó. Nos prestó muchísimo backline, que él tenía también porque trabajaba un poco de eso. Y entre lo que nos prestó y lo que compramos, tiramos. Íbamos con cero equipo porque el nivel de paranoia que nos habían metido en el cuerpo también era muy heavy».
DANIEL “Fuimos en vuelos separados y todo”.
JAVI “Éramos ocho personas entre Víbora y Crossed y fuimos en tandas de dos en días distintos, borrando todo de las redes, desetiquetándonos de las fotos tocando, o sea, a nivel de paranoia máxima. Pero nos salió bien, entramos todos».
¿Hay alguna canción en el disco que hable de esa gira? ¿O que soltéis alguna palabra clave en plan: burrito?
MIGUEL «(Risas) No, tampoco se entendería por los gritos, pero podría haberlo hecho. Pero la verdad es que no. Lo dejamos en el corazón.»
JAVI «También es que pasaron varios meses y ya teníamos la cabeza en otra cosa”.
MIGUEL “Este disco lo empezamos a componer de forma muy primaria, muy primitiva antes de irnos. Un par de temas estaban ahí como cuajándose, pero cuando volvimos fue cuando nos metimos caña y empezamos ya a ponernos en serio con el disco. Temíamos el EP, hicimos luego el EP de remixes, Reworks, con amigos y tal, y luego nos centramos en el disco a tope”.
«Nos gusta hacer música sin miedo» MIGUEL
¿Sois rápidos componiendo o le dais muchas vueltas a los temas?
RODRIGO «Muchas vueltas no, la verdad.»
MIGUEL «Como somos muy nerviosos a la hora de componer, normalmente llevamos alguna idea al local y de ahí va surgiendo todo. Es muy democrática nuestra forma de componer. Uno lleva un riff, lo desestructuramos entre todos y al final el riff que ha llevado uno queda como evaporado con todo lo que han metido los demás y así vamos trabajando un poco. Esta vez fue más pausada porque con la entrada de Javi, que antes teníamos otro guitarra, sí que ha sido como más trabajo en casa, un poco 50-50, de trabajar más en casa y no tanto en el local. En general no le damos muchas vueltas. Si se las tenemos que dar es que el tema no funciona”.
JAVI “Le dimos más vueltas al orden de los temas, a ver qué le faltaba al disco…”.
Me ha gustado muchísimo cómo suena el disco. Hay muchas bandas que les cuesta sonar con esa crudeza. ¿Cuál es el secreto?
MIGUEL “Siempre hemos grabado con Borja Pérez y esta vez ha sido igual, pero la mezcla y el máster la hemos hecho con Jack Shirley, de Loma Prieta, Deafheaven, Oathbreaker, Gulch… Todo lo que hace él nos mola. El proceso de grabación ha sido con Borja, que es como estar con en familia tranquilamente. Estábamos al lado de Toledo, en un nuevo estudio que se ha hecho con un colega nuestro y estábamos tranquilamente unos días de vacaciones grabando, súper chill. Llevábamos las cosas más claras en cuanto al sonido, cero experimentación en el estudio en el sentido de ‘vamos a probar este ampli, vamos a probar…’. No, quiero esto: cero discusión».
JAVI “Yo nunca había grabado de una manera tan fiel a lo que llevábamos del local. Normalmente te dejas mucho guiar y experimentar sonidos, que también mola, pero en este caso era como: ‘lo grabamos tal cual, como sonamos en verdad’. Borja hizo unos brutos cojonudos, pero el proceso de mezcla de Jack Shirley fue, con mucha diferencia, el más rápido que yo vi nunca. También porque las referencias que nos pedía eran todo discos suyos”.
RODRIGO “De hecho, nunca hemos tardado tan poco en grabar, tener las pistas, tener el vinilo. Absolutamente todo ha ido a toda velocidad, como la seda. Yo a Jack Shirley le había conocido cuando había venido de conductor de Dangers y me había dado muy buenas vibras. Y como además era guitarrista de Comadre, tenemos un background muy similar”.
¿Vosotros os veis más como una banda de metal, de screamo…? Incluso por el público que os sigue, ¿qué diríais?
MIGUEL «Había una frase de Jacob Bannon en un bolo de Converge que dijo: ‘somos Converge, somos muy raros para el metal y muy metal para el hardcore’. Yo me siento orgulloso de hacer música rara y extrema. Nosotros venimos de otras bandas de screamo, de black metal, de death metal y al final tenemos muchísimas referencias y no paramos de escuchar música, no paramos de escuchar post punk, drone, electrónica, rap, lo que sea. Nos gusta hacer música sin miedo. Nos han metido en el festival Can’t Keep Us Down con bandas de hardcore al uso, pero en la presentación del EP tocamos con Confeti De Odio que son indie puro y nos moló mogollón».
RODRIGO “Yo que soy el menos metalero de todos cuando escuché el disco pensé: ‘Mierda, esto es un disco de metal’ (risas)”.
La voz tiene más mala leche que en el screamo tradicional. ¿Cuántas tomas necesitas para grabar un tema?
MIGUEL «A ver, tengo pillado el tono. Hace muchos años fui a clases de canto un año para respirar y tengo alguna técnica para aguantar un poco y para calentar, sobre todo antes de gritar. Sé cómo tengo que hacerlo para no hacerme daño. Y sí, yo escucho mucho screamo, pero intento buscar la originalidad dentro de los gritos que hago”.
JAVI “Fue muy loco. Grabó el disco entero en menos de una hora. Yo no daba crédito. Nunca había visto a nadie tan cafre y tan rápido”.
Sin llegar a entender todo lo que gritas, pero ¿puede que haya un concepto o algo relacionado con el Alzheimer en las letras?
MIGUEL «Pues sí, sí. Tuve una movida familiar antes del disco y sí, gira un poco en torno a eso, entre otras cosas. Es algo que me marcó mucho, me hizo pensar en todo eso de la memoria, los escenarios que han pasado por tu vida. Cosas que como cuando eres pequeño y vas a un parque y lo ves enorme, y cuando eres adulto vas y es super pequeño. No entiendes muy bien si es realidad, es mentira. La memoria es un concepto increíble porque se construye entre lo que te han contado, lo que te has contado a ti mismo, lo que has imaginado… La memoria es como una especie de imaginación colectiva súper melancólica y muy potente. Es precioso porque al final es como una historia que no existe. Y lo del Alzheimer es doloroso, pero le puedes dar un sentido mágico. Quería jugar con esos conceptos”.
JORDI MEYA