Se dice que la distancia no separa a las personas, pero el silencio sí. En el caso de Pinpilinpussies podemos estar tranquilos porque a pesar de que ahora Ane viva en Bilbao y Raquel en Barcelona, les encanta seguir haciendo ruido juntas.
El pasado 15 de noviembre, Pinpilinpussies, el dúo formado por Ane Barcena y Raquel Pagès, publicaba el EP Ni Un Paso Atrás (Aloud Music), un trabajo marcado por la nueva situación que vive la banda desde hace un tiempo. Si bien, su historia empezó en Barcelona, cuestiones profesionales han devuelto a Ane a su tierra natal, a Euskadi. Lo que otros casos podría haber sido un obstáculo insalvable, ellas se lo han tomado como una fuente de inspiración y motivación dando pie a cinco de sus mejores y más personales canciones.
Estarán presentándolas el 23 de enero en Jimmy Jazz de Vitoria, el 8 de febrero en Club Savauge, la antigua sala Sidecar, en Barcelona, el 15 de febrero en 40 Minutu Rock en Durango, el 27 de febrero en Kafe Antzokia en Bilbao y el 8 de marzo en Maravillas Club en Madrid.
¿Cómo han cambiado vuestras vidas y la idea que teníais del grupo desde que empezasteis hasta el día de hoy?
ANE BARCENA «La verdad es que es una pregunta bastante intensa porque todo ha cambiado mucho. El grupo en sí se formó en Barcelona cuando las dos estábamos todavía estudiando allí. Yo me fui a hacer la carrera y, cuando empezó el grupo, estábamos las dos en un postgrado. Al final, nuestros mundos se juntaron y acabamos compartiendo un grupo de amigos y demás. Era muy sencillo porque todo era mucho más cercano e inmediato. Pero después del COVID, hacia 2021, por temas de trabajo, empecé a viajar más al País Vasco, hasta que definitivamente, a principios de este año, me he mudado al norte. Siempre hay como una duda de: ‘¿Son de Barcelona? ¿Son de Euskadi?’…”.
Y ahora es un grupo a distancia.
«Sí, ha sido un gran cambio. Al final, es como si tuvieses una relación de pareja o de familia o lo que sea. Con la distancia, pues es diferente y las dinámicas también cambian. Pero ha sido muy chulo porque, pese a todo, en 2024 conseguimos tocar un montón, tanto en salas como en festivales. Pudimos grabar el EP que hemos sacado hace poquito… Y ahora que, por ejemplo, estoy en un periodo de vacaciones, me voy a Barcelona unos días para seguir componiendo y preparar el directo. Ella también viene al norte cuando puede. Hay una expresión en euskera que es ‘non gogoa, han zangoa’, que básicamente significa ‘donde está la voluntad, está el primer paso’. Entonces, es un proyecto tan nuestro y tan de dos mejores amigas que lo mimamos y luchamos por él. La verdad es que estamos encantadas».
¿Teníais experiencia alguna de las dos en relaciones a distancia, digamos, amorosas, que os haya servido de entreno?
«Sí, pero no vamos a entrar en eso (risas). Lo que es un poco rollo es que, desde Bilbao a Barcelona, o coges un vuelo para ir rápido o, si no, tienes siete horas de tren o nueve de autobús. No está conectado como un Madrid-Bilbao o un Madrid-Barcelona, que tienes un AVE».
Tendrías que quedar en Zaragoza.
«Sí, hicimos el ejercicio de ver exactamente cuál era el punto medio entre su casa y la mía, y era un barrio de Zaragoza. No recuerdo el nombre, pero quedaba justo a 351 kilómetros de cada una».
Y recuperando la primera pregunta, ¿cómo ha cambiado la idea del grupo en este tiempo? ¿Desde el principio queríais sacar discos, girar…?
«¡Qué va, qué va! Al principio nos juntamos, no por cachondeo, pero porque las dos empezamos a compartir profe de batería. Entonces, la profesora nos dijo: ‘Oye, pues Raquel tiene temas escritos’, ‘Oye, pues Ane tiene temas escritos’. Después alquilábamos locales por horas, nos enseñábamos los temas y tal. Me acuerdo de que un día, estando medio de fiesta por ahí, un colega nos dijo: ‘Voy a tocar en Freedonia y necesito teloneros, ¿os apuntáis?’. Y yo: ‘Pues sí, sí, seguro’. Me fui corriendo donde estaba Raquel y le dije: ‘En dos semanas tenemos nuestro primer concierto’. Y ella se quedó pálida, en plan: ‘¿Qué dices? ¡Si tenemos solo cinco temas!’ (risas). Lo hicimos y a partir de ahí nos iban llamando, y como parecía que molaba el rollo, al final nos pusimos el objetivo de tocar una vez al mes. Sin comerlo ni beberlo, al final tenemos tres EP, dos discos, hemos tocado en un montón de sitios y es una pasada. El mayor cambio ha sido la confianza, porque evidentemente, cuando empezamos éramos dos palos tocando. A mí me aterrorizaba cantar en público, no habíamos tocado la batería… Poco a poco esa confianza también se ha reflejado en los directos, en las ganas de probar otras cosas, en la soltura, en cantar en varios idiomas… Y también la evolución de la relación de amistad se ha volcado en la relación musical. Y la verdad que, no sé, estoy súper contenta, y creo que hablo por Raquel también».
Está muy bien pensado eso de ponerse el objetivo de tocar una vez al mes, porque me imagino que también os obligaba a ir componiendo canciones nuevas para no tocar siempre lo mismo. Y creo que quizá inconscientemente eso ha marcado la dirección de la banda, el hacer canciones como muy de directo.
«Pues puede ser, puede ser. Yo creo que tampoco nos lo impusimos como tal, sino que vimos lo que era tocar en directo, que nos lo pasábamos tan bien y que venían los amigos. Era algo tan bonito que era en plan: ‘Joder, esto hay que hacerlo más’ (risas). Luego también tuvo que ver que, como estábamos juntas y compartíamos cuadrilla, las vivencias de una y de la otra se retroalimentaban. A la hora de componer era como más del día a día. Algunas cosas salían más personales, otras más universales».

«Creo que Pinpilinpussies se ha convertido en aquello que nos gusta a las dos, de lo que hemos ido compartiendo durante estos años» ANE BARCENA
Desde fuera se tiene la imagen de que tú eres la más punk y salvaje y Raquel es la más indie y pop. Aunque, cuando ves al grupo en directo y escuchas los discos a fondo, se ve que no es tan simple como eso, sino que es como una mezcla. ¿Pero de inicio dirías que tú aportaste más la parte visceral y Raquel otro tipo de sensibilidad?
«En un inicio creo que fue así y ahora quedan estelas de todo eso, pero por algo tan sencillo como por la música o por los ambientes en los que nos movíamos cuando éramos más adolescentes. Yo soy de Durango, cerca de Bilbao, y al final he bebido bolos de gaztetxes, de txosnas, de ruido… Raquel igual venía a escuchar cosas más pop. Pero cuando el grupo se formó, las dos estábamos picoteando en otras cosas: ella con el punk rock, yo con cosas más popis. En un principio igual sí que esa diferencia era mucho más notoria, pero con los años ha ido evolucionando. Ahora Pinpilinpussies es una mezcla de las cosas que nos gustan a las dos. Hay unas canciones que tienen melodías mucho más poperas, otras que tienen más mala leche y más distorsión… Pero yo creo que se ha convertido en aquello que nos gusta a las dos, de lo que hemos ido compartiendo durante estos años».
¿Y cómo te imaginas o cómo te gustaría que sonara el grupo de aquí a cinco o seis años?
«Pues no sé, me da siempre como vértigo pensar a largo plazo, ¿sabes? Cuando empezamos tampoco pensaba que íbamos a ser capaces de sacar el sonido que sacamos ahora. Igual de aquí a cinco años seguimos con la misma macedonia de movidas que utilizamos ahora, o de repente nos da por meter un sinte y hacer cosas más synth pop. No lo sé, pero seguro que salga lo que salga será algo que ha salido de forma natural. Así que la respuesta sería que en cinco o seis años espero que sigamos haciendo lo que nos salga del… eso, básicamente».
Igual haberos lanzado a la piscina sin ser ninguna de las dos virtuosas con un instrumento es una ventaja, ¿no? Esa caradura o atrevimiento os puede llevar a hacer cualquier cosa con el mismo descaro, sin miedo. Creo que es una característica del grupo también.
«Obviamente hemos tenido momentos de síndrome del impostor. De repente, estar compartiendo cartel con X banda, piensas: ‘¿Cómo es posible que nosotras, que llevamos este tiempo tocando con esta formación y tocando así, le podamos interesar a este otro grupo?’. Pero luego, por otra parte, digo: ‘Joder, si la gente viene, le mola, empatiza con las letras o con la música, siente cosas o le mueven por dentro, pues para mí ya es suficiente’. O sea, no estoy esperando a que nadie me haga una crítica de un concierto hablándome de la técnica porque ya sé que no la tengo. Pero yo he visto bolazos de gente que es buenísima y me ha parecido un turre, y otros que están empezando y me lo he pasado mejor. Si tocas bien, pues se nota, pero creo que la música va más allá de eso».
Ya que has sacado el tema del síndrome del impostor, te quería preguntar por el tema de la paridad en los carteles de los festivales. Por un lado, es evidente que está muy bien que se busque un equilibrio para que las chicas tengan referentes, pero no sé si alguna vez habéis sentido que os llamaban por cumplir una cuota y no por vuestra música en sí. ¿Es algo que os llegue a molestar?
«Yo creo que hay que ver de dónde sale esa decisión de abrir ese abanico de paridad en la programación y ver quién está detrás y cuáles son las intenciones. X festivales, que tampoco voy a ponerme aquí a dar nombres ni nada, o de marcas, te hacen una campaña de la hostia con eso de ‘Es el turno de las mujeres’ y no sé qué. Si lo haces solo por quedar bien, me parece una patraña. Si es gente que de repente ha hecho una reflexión y piensa que es hora de que esto cambie, pues genial. Yo admito que en algún festi es evidente que nos han llamado porque somos dos mujeres, pero luego te puede venir una madre con su hija y te pide si le puedes dar la baqueta porque está empezando a tocar. Así que cuantos más referentes haya, mejor, porque cuando yo iba a conciertos no los tenía».
Hablemos un poco del EP Ni Un Paso Atrás, que me parecen casi de las cinco mejores canciones que habéis hecho. Y creo que, en parte, tiene que ver con que me ha transmitido una intención muy fuerte detrás. Veo la energía muy canalizada.
«Al final, Ni Un Paso Atrás es eso, el reflejo de esta relación a distancia, de las primeras veces que me iba una temporada a currar al norte y luego volvía, y compartíamos esas sensaciones. El título viene un poco a raíz de eso, de que aunque estemos separadas y las cosas sean más difíciles, no damos un paso atrás, seguimos adelante con todo. Las cinco canciones son un reflejo de esta última época y de cómo nos sentíamos. Igual hemos dejado de lado los temas más universales, por decirlo así, o algo más genérico, y hemos contado más cómo nos sentíamos nosotras. Es muy sincero, aunque luego tiene sus metáforas y sus historias».
Yo creo que una de las gracias es que puedes interpretar la letra como que os estáis diciendo cosas la una a la otra, pero que al final todo el mundo se puede identificar con ellas, porque todo el mundo se puede haber sentido así respecto a otra persona.
«Totalmente. Mola porque hay alguna canción, tanto de este EP como de algún trabajo anterior, que igual la gente la escucha y piensa que es una canción súper romántica, de amor romántico, de chico a chica, pero en realidad es un ‘te echo de menos’. Al final, aunque no sean canciones que descubran la pólvora, tienen algo que igual te toca un poco la patata».
Habéis grabado el EP con Urtzi Iza en ETEN Espazio Sonoro. Ahora que ya habéis trabajado con distintos productores, Raúl Pérez, Txap, ¿cuál ha sido el que os ha metido más caña?
«Es que cambia un montón. Por ejemplo, Raúl era más de darle a grabar y no entraba mucho en la composición. Tal cual llevábamos las canciones, casi es como las grabamos. Con Txap, por ejemplo, era mucho más técnico, más de ‘estas semicorcheas no están en su sitio’. Y con Urtzi fue guay porque aporta muchas ideas y nos deja jugar mucho, pero sin obligarnos a hacer nada. Hubo mucho diálogo, no nos sentimos nada presionadas. Fue súper guay. Y como ya nos había hecho de técnico en directo, sabía de qué iba el rollo. Eso facilita mucho las cosas».
¿Y tenéis idea de sacar algo en 2025 a nivel de disco o EP?
«Hay idea, pero no sabemos qué. Yo creo que nos molaría un disquito… Raquel, sobre todo, ha tenido más tiempo para componer y hay cosas muy interesantes. Ahora, en estos días, intentaremos juntarnos para darles forma. La distancia te da para hacer un triple LP, ¿sabes? Al final, no sé, hay inspiración, hay sentimientos… Yo creo que sí que saldrán cositas en 2025».
JORDI MEYA