Libra! es el nuevo proyecto que une el talento de dos músicos curtidos en mil batallas en la escena underground de Barcelona. Pese a venir de ámbitos musicales distintos, en su debut Skythians queda claro que el dúo se ha entendido a la perfección.

Es muy posible que el nombre de Libra! no te suene de nada, pero si echas un vistazo al listado de grupos en los que han tocado sus dos componentes seguro que ya te resultan más familiares. A Rafa Rodríguez (voz, guitarra) le has podido escuchar en Tetsuo, Oso, Zimt o Mount Analogue y a Llobet (batería) en Vortice, Segunda Apnea, Böira o Futuro Primitivo, entre otras. De esa colisión de experiencias y muchas horas en el local de ensayo, este pasado agosto surgía Skythians (Racecar Records), un debut con una docena de canciones que a grosso modo podríamos enmarcar dentro del post hardcore, pero en el caben influencias del metal, el indie rock o el progresivo. Como ocurre tanto actualmente, la dificultad para un proyecto nuevo no es solo darle forma, sino darlo a conocer. Sirva esta entrevista para que alguno abra los oídos.

¿Qué te llevó a iniciar un nuevo proyecto en lugar de retomar alguna de tus bandas anteriores como Zimt, Mount Analogue, Oso o Tetsuo?
RAFA RODRÍGUEZ «Libra! podría considerarse la continuación natural de Tetsuo, pero esa historia ya se cerró. Aunque yo componía los temas, el resultado final era fruto del trabajo conjunto. Durante años, enfoqué mi energía en proyectos más acústicos como Oso, dejando en segundo plano la música que realmente me marcó y a la que tiendo de forma natural. Sin embargo, sigue siendo la que más escucho y la que más me apetece tocar. De esa necesidad surgieron las ideas para Libra! y, posteriormente, la banda».

Llobet te acompaña en este proyecto. ¿Tenías relación previa con él? ¿Eras fan de alguna de sus bandas?
«Habíamos coincidido varias veces en escenarios, tanto con nuestras bandas como entre el público. De los baterías de aquí, pocos me han impactado tanto como él. En Vórtice y Segunda Apnea su influencia era innegable, sobre todo en directo. De hecho, tengo discos y camiseta de Vórtice, y eso que, por estilo, no es lo que más suelo escuchar».

¿Qué crees que Llobet ha aportado a la música de Libra!?
«De Llobet se pueden destacar muchas cosas: su técnica, su intensidad y su sensibilidad. Pero, desde el primer momento, supe que lo que haría diferencial a la banda sería su entrega absoluta. No parece capaz de tocar de otra manera. Lo mejor de estar en Libra! es, sin duda, ver cómo las canciones cobran vida con él».

¿Tenías claro que Libra! sería un dúo o fue algo circunstancial?
«Desde el principio vimos que el formato funcionaba, pero podría cambiar. Aunque, pensándolo bien, quizá esta decisión esconde algo más. En todas mis bandas, los bajistas han sido grandes amigos, y ahora mismo ninguno está disponible. Supongo que la puerta siempre estará abierta para ellos».

¿Cómo fue el proceso de composición y grabación?
«Creo que hablo por los dos cuando digo que componer es nuestro estado natural. Siempre hay ideas rondando en la cabeza. Para Skythians, compusimos unas 23 canciones y seleccionamos 12. El proceso suele empezar con una afinación nueva en la guitarra y una progresión que aparece de forma intuitiva. A partir de ahí, grabo ideas en el móvil, escribo frases sueltas y hago notas de voz con melodías que me vienen mientras corro o conduzco. Luego, llevamos la idea al local y la desarrollamos juntos. Pero, con la batería y los amplis a pleno rendimiento, a menudo surgen nuevas ideas, y ahí es donde tenemos que ponernos freno y acotar. Grabar es, a la vez, sencillo y complicado. Sencillo porque contamos con Txosse (Ruiz), que hace fácil lo difícil. Complicado porque la grabación exige una seriedad y un compromiso que nos recuerdan que, en el fondo, estamos en esto a medias. Quién sabe, quizá el mundo entero también está a medias con la música».

Mucha gente tiende a escuchar y hacer música más tranquila con los años, pero Libra! tiene un sonido contundente. ¿Te sorprende seguir explorando esa vertiente más ruidosa?
«Las canciones más bellas que he escuchado no son necesariamente las más tranquilas. No buscamos la caña, pero esta vez es lo que hemos encontrado. Con Llobet, aspiro a que la banda tenga una identidad propia más allá del estilo, sin renunciar a nada: ni a los gritos ni a las armonías. Tal vez este giro haya sorprendido más a amigos y familiares que no están acostumbrados a estas texturas con distorsión y gritos, pero para que veas lo paradójico del asunto: mi cuñado, que siempre ha sido crítico con mi faceta más cañera, escribió una de las reseñas más sinceras y elaboradas que he recibido sobre ‘Nazzan’, y no es precisamente una canción fácil».

En temas como ‘Turbo City’ o ‘Melos’ se percibe una vena más melódica. ¿Dirías que te atraen las bandas que combinan agresividad y melodía? ¿Qué referentes destacarías?
«Desde que descubrí The Vertigo of Bliss y Blackened Sky de Biffy Clyro, o Racecar Is Racecar Backwards de Reuben, no he buscado otra cosa en la música que el contraste y la sorpresa. Esos momentos en los que se mezclan los ritmos dislocados del math rock, la crudeza emocional de Nirvana y las melodías del pop me marcaron profundamente. Además, componer y tocar este tipo de música no es especialmente complicado, y es increíblemente divertido y catártico. Te garantiza momentos de felicidad en el escenario y te ahorra muchas horas de terapia y autoayuda barata».

«Mis canciones forman parte de mi vida, han influido en relaciones y decisiones importantes» RAFA RODRÍGUEZ

¿Ves un hilo conductor entre todas las bandas en las que has estado? ¿Cómo han cambiado tus expectativas sobre lo que significa tener una banda?
«El foco siempre ha estado en las canciones, nunca en hacer carrera musical. Es posible que esa falta de ambición nos haya pasado factura, pero mi compromiso ha ido en otra dirección. Con el tiempo, esa perspectiva me ha permitido seguir adelante sin ver los proyectos como fracasos. No creo que sea un buen consejo para bandas jóvenes con talento, porque necesitamos artistas dispuestos a darlo todo. Pero, en mi caso, siempre he preferido no agotar ese fuego. Mis canciones forman parte de mi vida, han influido en relaciones y decisiones importantes. Para mí, el éxito es poder seguir componiendo hasta que la edad o la salud me lo impidan».

Por tu profesión estás muy en contacto con adolescentes. ¿Has notado cambios en su relación con la música? ¿La iniciativa Escola de Rock, de llevar la música en directo a las aulas, en la que has participado busca cambiar eso?
«Los adolescentes no han cambiado. La música sigue siendo fundamental para ellos y continúa siendo una herramienta de rebeldía frente al mundo adulto. Lo que sí ha cambiado es el contexto. Hoy en día, la música está dominada por intereses comerciales en lugar de artísticos. Los adolescentes son el corazón del marketing y la tendencia a convertirlos en meros consumidores es exponencial. Hacer música es demasiado fácil; sin reto, no hay sacrificio, compromiso ni comunión. Parece que lo importante es la imagen, los seguidores, el canal de YouTube… más que las propias canciones. Aun así, siempre hay excepciones. En 4º de ESO en mi colegio, han montado un grupo de versiones de Deftones, Alice in Chains , Nirvana,…. Y el curso pasado se graduó un chico, Dani, un genio de la guitarra que dará mucho que hablar y enamorará a más de un melómano. No sé si Escola de Rock ha influido en esto, aunque gracias a eso llevan viendo bandas en directo desde los tres años, pero la intención está ahí: que vean, escuchen y absorban el ejemplo de quienes trabajan duro para hacer lo que aman».

Habéis dado ya algún concierto y el próximo 10 mayo tocaréis en el Altimira Fest en Cerdanyola del Vallès que encabezarán Satanic Surfers. ¿Qué aporta el directo de Libra! en comparación con el disco?
«En el disco, las canciones están arregladas, se han puesto sus mejores galas. Hay segundas guitarras, coros, bajos, sintetizadores y algún que otro truco: metrónomo, ediciones, distintas tomas… Diría que autotune no hay, por principios. En directo, en cambio, se ponen tejanos y Vans. A pesar de tener menos capas y matices, ganan en intensidad y autenticidad. La energía, los nervios y la falta de ensayos y conciertos hacen que se acerquen más a su versión original, sin trampa ni cartón. Eso, y ver tocar a Llobet».

JORDI MEYA