De la unión de miembros de dos bandas de hardcore para un proyecto paralelo, uno podría esperar una colección de canciones furiosas y con poderío. Pero claro, si tres de los músicos en cuestión vienen de Turnstile y los otros dos de Trapped Under Ice, la cosa cambia. De hecho, Brendan Yates, cantante de los primeros, había militado anteriormente en los segundos, por lo que la comunión entre ellos es total.
Si en el debut de Angel Du$t, la cosa iba más o menos por donde cabía esperar, en el siguiente ya empezaron a evolucionar, y en este tercero, con el que debutan en Roadrunner (supongo que iba en el pack del fichaje de Turnstile por el sello) nadie acertaría su background en un test a ciegas. Pretty Buff contiene de todo menos hardcore, lo cual, lejos de ser un problema, se convierte en su mayor atractivo. Para empezar, la mayoría de las guitarras que suenan o bien son acústicas o no tienen distorsión. Tampoco encontrarás ni una sola voz gritada o rota. Y mucho menos un breakdown.
Pero eso no significa para nada que las canciones carezcan de energía, sino que la canalizan de una manera distinta. Por ejemplo, ‘On My Way’, ‘Push’ o ‘Biggest Girl’ podrían pasar por canciones punk rockeras con otro tratamiento. Pero con un enfoque parecido al del último álbum de Culture Abuse, Pretty Buff tiende hacia el power pop o el indie noventero con mucha melodía, buen rollismo e influencias de The Lemonheads, Oasis o Violent Femmes. ¡En ‘Bang My Drum’ hasta suena un solo de saxo al final! Una sorpresa inesperada, pero muy bienvenida.
JORDI MEYA