Tú estás cabreado. Yo estoy cabreado. Todos estamos cabreados. Y cuando escuches su nuevo disco, verás que Angelus Apatrida también lo están. No es que antes la banda se caracterizara por cantarle a las amapolas, pero su séptimo trabajo es el más rabioso que han grabado hasta la fecha.
La maldita pandemia, pero sobre todo el clima político y social que ha dejado al descubierto, ha sido la espita por la que los albaceteños han descargado toda la mala leche que han acumulado durante el último año. Y no hablo sólo de las canciones en sí, sino también por cómo suenan. No sé exactamente cómo lo habrán hecho, si el mérito es suyo o de las mezclas y mastering del reputado Zeuss (Hatebreed, Rob Zombie), o de todos por igual, pero han conseguido que lo que sale por los altavoces te tire de espaldas.
De alguna manera han dado en la tecla para unir la velocidad del thrash con el grosor de bandas más groove. Los riffs de ‘Bleed The Crown’ o ‘Disposable Liberty’ suenan como si se hubieran pasado horas en el gimnasio ganando en musculatura y elasticidad, y la batería y el bajo tienen un cuerpo espectacular. Si a eso le añadimos, el toque más hardcore de algunos pasajes, y que Guillermo Izquierdo utiliza un registro más grave en su voz, no es difícil que el nombre de Pantera te venga a la cabeza en más de una ocasión.
Pero naturalmente, Angelus no son cuatro chavales que acaben de descubrir Vulgar Display Of Power, y su propia identidad es la que prevalece. Ahí están esas peculiares inflexiones vocales y coros en ‘We Stand Alone’ (atención al momentazo después del primer solo en el que una guitarra se queda sola en el canal derecho y entra un redoble), los excelentes y variados solos de David G. Álvarez (más heavy en ‘Rise Or Fall’, más melódico y exquisito en ‘Into The Well’), y su desbordante energía.
No puedo decir que me sorprenda, porque al fin y al cabo si están donde están es por algo, pero da gusto comprobar que dos décadas después de haber empezado su andadura, la banda siga sonando tan hambrienta. «La inacción es un destino peor que la muerte», canta Guillermo en ‘Indoctrinate’, y desde luego ellos se aplican esa máxima.
Quizá algunos echarán de menos algunas estructuras más complejas, o mayores desarrollos, pero ahora mismo la urgencia, y esa voluntad de ir a la yugular (del oyente, del fascismo, de las injusticias…), es lo que hace que Angelus Apatrida sea un disco relevante y arrollador. ¡Qué Dios nos coja confesados cuando salgan a la carretera para presentarlo!
DAVID GARCELL