Cuando una banda lleva a sus espaldas tres décadas de trayectoria y una docena de álbumes de estudio, es complicado imaginar que pueda tener algo nuevo que decir. Incluso para un grupo como Anti-Flag que lleva años denunciando y poniendo la lupa sobre los asuntos socio-políticos más candentes del status quo norteamericano y por extensión del planeta.
Quizás siendo ellos mismos conscientes de que su mensaje anti-capitalista, anti-racista, anti-homófobo, en contra del uso de armas y en defensa de los derechos de los animales ya ha sido repetido cientos de veces y de todas las formas imaginables dentro de las coordenadas del punk rock, esta vez han decidido sumar nuevas alianzas que den algo de frescura a su música.
Sobre esa premisa se construye Lies They Tell Our Children, decimotercer trabajo de los de Pittsburgh en cuyo tracklist encontramos un buen puñado de colaboraciones. Algunas obvias como las de Tim McIlrath de Rise Against y Brian Baker de Bad Religion en ‘The Fight Of Our Lives’ (resultando en uno de los mejores cortes del disco), y otras más sorprendentes, caso de la aportación de Jesse Leach de Killswitch Engage en la potente ‘Modern Meta Medicine’, aunque a decir verdad pasa bastante de puntillas.
Y esto es algo aplicable a la mayoría de apariciones que vamos encontrando según van pasando los temas. Algunas como las de Shane Told de Silverstein en ‘Laugh. Cry. Smile. Die’, son casi inapreciables. Por contra, Ashrita Kumar de los emergentes Pinkshift y el cantautor Tré Burt sí tienen algo más de peso en ‘Imperialism’ y ‘Shallow Graves’ respectivamente, pero apenas suman y ayudan a elevar unas composiciones faltas de chispa. Más flagrante es ‘Victory Or Death (We Gave ‘Em Hell)’, donde encontramos a Andres Frege ‘Campino’ de la leyenda alemana Die Toten Hosen y cuya melodía de canción protesta se va diluyendo en unos coros tan grandilocuentes como previsibles. Sobra confeti y falta más mala leche.
Esa mordiente tan necesaria acaba apareciendo esporádicamente en ‘The Hazardous’ y ‘Work & Struggle’. Esta última es puro Anti-Flag gracias al incisivo bajo de Chris #2 y los clásicos juegos de voces junto a Justin Sane. Pero tan solo son un par de zarpazos en un disco con altibajos excesivamente pronunciados.
Siempre admiraré a Anti-Flag por su espíritu combativo y constante a lo largo de los años, pero si con Lies The Tell Our Children pretendían crear «la mejor puta versión de nosotros mismos» tal y como anunciaron, la realidad es que ni las ayudas externas han impedido que nos encontremos ante uno de los álbumes más irregulares de su catálogo.
GONZALO PUEBLA