Para lo bueno y para lo malo, no he seguido los pasos de Avatar al detalle. Los escucho esporádicamente, pero siempre les he encontrado un punto original y divertido, por su variedad de estilos y la versatilidad vocal y carisma de su líder Johannes Eckerström, un personajazo, con visos de convertirse en entrañable.
En cualquier caso Dance Devil Dance es un disco variado, heavy, con mucho groove y alguna nota circense marca de la casa. Aquí tienes heavy metal, thrash, hard rock, alguna pincelada numetalera e incluso melodeath. Es un grupo -bravo por ellos- difícil de catalogar y meter en un cajón, cosa que puede incomodar a algunos y agradar a otros.
‘Dance Devil Dance’ abre con un ritmo marcado, un riff de guitarra y punteos marca de la casa y un interludio que podría haber firmado Black Sabbath. ‘Chimp Mosh Pit’ va progresando en un terreno que va del hard rock a la brutalidad de Slipknot y algún giro vocal que me recuerda a Perry Farrell. Sí, no me he vuelto loco. ‘Valley Of Disease’ se acerca a terrenos cercanos al melodeath con puente y estribillo limpios. Un rompecuellos que hará las delicias de los amantes de los sonidos más duros.
El freak show de los suecos sigue con la groovie ‘On The beach’ en la que Johannes despliega todos los registros vocales posibles, las guitarras se muestran juguetonas , y cuyo punto álgido llega con solos de guitarra a dúo absolutamente abrumadores. ‘Gotta Gonna Riot’ destaca por un inicio prácticamente sleazy muy marcado por un ritmo de batería sencillo, pero resultón, que poco a poco incrementa el ritmo y un estribillo «parapapá pará» muy adictivo.
Pero aún queda tela que cortar y queda alguna pieza que se encuentra entre lo más destacado del disco, como ‘The Dirt I’m Buried In’ con madera de clásico y donde se aúnan todos los espíritus que conviven en el alma Avatar, contundencia, accesibilidad y estribillo casi pop. ‘Clouds Dipped in Chrome’ una de las canciones más radicales del disco, en la que aflora una voluntad progresiva no vista durante los minutajes previos. ¿Y qué me dices de la provocación casi power metalera de ‘Hazmat Suit’?
Para cerrar el disco tenemos la experimental ‘Train’ que podría servir de banda sonora de True Detective o, incluso, un film del primer David Lynch. Curiosa manera de dar carpetazo al álbum. Pero ojo, nos quedará el bonus en forma alegato antifascista ‘Violence No Matter What’ a dúo con Lzzy Hale, una canción directa y resultona.
La producción es perfecta para el sonido de la banda, resultando un disco notable cuya mejor virtud es su peor defecto: la mezcla de estilos. A mi me gusta, pero es cierto que en ocasiones te puede resultar barroca y cargante. Pero una vez superas ese obstáculo, vas a disfrutarlo.
Avatar se confirman como una de las bandas más consistentes del panorama metálico actual, entregando un trabajo variado y contundente, que servirá de excusa para verlos en directo muy pronto y hará las delicias de sus fans. Siguen con paso firme en su objetivo de hacer bailar al diablo y, con ello, a ti.
JOAN CALDERÓN