Parece mentira, pero ya han pasado tres años desde que Bala publicasen el aclamado y potente Maleza, el disco que les sirvió para dar un paso de gigante y salir del nicho, tocando sin parar de tocar en clubs, salas y festivales de toda la península a pesar de la pandemia y sus restricciones pertinentes.
Desde entonces su situación vital y personal ha cambiado, en especial en el caso de Anxela, que ahora es madre. Esta nueva situación transpira a lo largo de todo Besta, aunque quizá no como imaginarías. Bala se muestran reivindicativas, sin pelos en la lengua y transparentes como no las habíamos visto nunca antes. Las letras son sorprendentemente explícitas, ”6 malditos euros por el aceite de oliva que antes costaba 3”, en una nueva expresión vivencial de las cosas que no nos gustan y sufrimos cada día. La rabia por el presente se ha multiplicado a sabiendas que el futuro aún puede ser peor para quien les toque vivirlo.
Grabado en los estudios Ultramarinos Costa Brava bajo la tutela del gran Santi García, que consigue un sonido “grueso” gracias a su buen hacer, nos encontramos a unas Anxela y Violeta en estado de gracia. Es una nueva vuelta de tuerca a su sonido, una evolución hacia terrenos más punks, más stoners, reminiscencias grunge, y algún toque gótico y folk envuelto en ese muro de sonido tan identificable.
Bala abordan lo más punk en ‘Equivocarme’, ‘Inmutable’ y ‘Verde’ que resultan una continuación lógica de Maleza, rockandrolleras y rápidas. ‘No Eres’ y ‘Nada más’ transpiran desierto por todas partes, densas y más pausadas en el ritmo. Violeta se hace con los registros más graves en unas voces dominadas por Anxela, mucho más aguda y rabiosa que nunca. ‘Estás’ es una oda a la amistad más fraternal, con un aire L7 y el movimiento riot grrrl! que le sienta la mar de bien, ¡y ojo a ese riff final tan Kyuss! El medio tiempo ‘Jugar’ vuelve apostarlo todo a un riff duro y denso, con mención especial al juego de voces dobladas. La contundente ‘Todo Mal’ pone el broche final con velocidad y mala hostia.
Ana Curra, una institución (contra)cultural de los 80s gracias a su paso por los Pegamoides y Parálisis Permanente, entre otras cosas, pone su grano de arena en dos temas: ‘Equivocarme’ en la que también participa Lauris Punkis de Grima y la agitadora Dani Miller. Su siguiente aparición es en la soberbia ‘3 Veces’, una oda reivindicativa de autodefensa feminista recuperando el mito de las brujas, en la que sorprenden esas notas de piano fantasmales, arrastrada como un hechizo, guitarras zigzagueantes como un ritual y la intensidad punk. También participan Tanxugueiras en el tema homenaje a Kurco, perro fallecido de Violeta, ‘Ouveo’, una incursión en el folk gallego que añade una nueva sonoridad a Bala, un toque diferente en el disco y en el que las eurovisivas dejan su sello de identidad. En este caso, todas las colaboraciones suman.
Besta es su álbum más exigente hasta la fecha, en el que han optado por meter capas de influencias nuevas, experimentar con algunos detalles que enriquecen y añaden variedad a un sonido más que consolidado, pero esas letras tan directas van a ayudar a que conectes con esta nueva colección de canciones a la primera.
Siempre activistas. Siempre honestas. Siempre contundentes. Bala son Bala.
JOAN CALDERON