Cuando Barbarian Swords se asomaron al mundo lo hicieron con un objetivo claro: ser la banda más extrema del planeta. Esa pretensión puede parecer fácil, pero no lo es, porque el grupo, además de no hacer ningún tipo de concesión, nos ofreció lo que al fin y al cabo interesa: buenas canciones.
La bilis que supuraban y el odio visceral hacia toda la humanidad la convirtieron en himnos de metal incandescente que bebía de las fuentes del black más belicoso, del doom más fúnebre y del punk más cafre. Eran unos lunáticos peligrosos y esa locura la impregnaban en su música, así de sencillo. Pensaba que lo tenían complicado para superar la excelencia de Worms, pero a veces soy un bocazas y el quinteto catalán me ha dado una buena patada en los dientes con Totemic Anal Turbolover, un artefacto más dañino, más sucio y más podrido que su anterior largo.
El cambio de registro ha sido brutal: la velocidad les ha poseído y lo que nos ofrecen esta vez son 25 minutos de puro infierno donde el punk más mugriento y el black más colérico son los protagonistas totales. Y es que, escuchando ‘Be The War’, te das cuenta que, cuando se trata de componer odas de metal extremo para ir a la batalla, no hay nadie como ellos. ‘Pig Crap Shitty Christ’ te golpea y desaparece en un minuto de absoluta demencia, y el tema título es insultantemente blasfemo.
Seguramente estemos ante el disco más obsceno y perturbador del año, pues escuchándolo me han venido a la mente Blasphemy, Marduk o Impaled Nazarene, pero estos tipos además de odio, inquina y rabia, también tienen talento y personalidad. Imprescindibles.
ANDRÉS MARTÍNEZ