Es complicado despojarse de la animadversión que a casi todos nos despierta Bartłomiej Krysiuk, pero toca ser objetivos y, sobre todo, profesionales. Seguramente gran parte de los fans de Batushka no lograrán realizar este ejercicio, y desde luego no seré yo el que les intente llenar la cabeza de basura moralista y falsos mensajes de perdón. Ni de coña, vamos. Bart ha realizado una de las jugarretas más sucias que se recuerdan en el black metal, por encima del caso Gorgoroth incluso, y que ni siquiera envíe el material que mucha gente le compra a su sello Witching Hour Productions ya dice mucho de la catadura mental de este tipo.
¿Pero y si os dijera que, a su manera, Hospodi es un buen álbum? La tirria que sentimos hacia el vocalista no menguaría demasiado, pero una cosa no quita la otra. En una divertidísima nota de prensa, Metal Blade nos cuenta cómo los Batushka de Krysiuk han querido hacer borrón y cuenta nueva respecto a Litourgiya, argumentando que su debut fue algo sin parangón e inigualable. Eufemismos varios para disimular que aquí no está la mente maestra detrás de la banda, algo que vamos a notar rápidamente.
Y es que en esta obra, exceptuando ‘Szestoj Czas’, no hay ni un solo riff memorable. Es que ni uno. Olvídate de emocionarte con su black melódico. Entonces, ¿en qué destaca exactamente Hospodi? En su ambientación, en la excelente sensación de uniformidad que consigue lograr su cómputo global. Ignoro realmente si sigue la Liturgia de la Muerte ortodoxa al pie de la letra, pero este disco se le tiene que parecer muchísimo.
Para huir de su ópera prima, éstos han urdido otra treta basada en el rock oscuro, caso de la redonda ‘Wieczernia’, y como son incapaces de reproducir el grueso y profundo sonido de Krzysztof Drabikowski, por no hablar de su clarividencia compositiva, en ‘Polunosznica’ se desmarcan con unos coros totalmente obvios y abiertos, con elementos efectistas que buscan el beneplácito de los blackers ocasionales. ¿Recursos deficientes? La verdad es que no; más bien hábiles maniobras para trampear con la situación.
‘Utrenia’ no tiene nada especial, pero hace efecto bola para meterte más y más en este trabajo, y lo mismo se puede decir de ‘Pierwyj Czas’ y su doble bombo reforzado con gregorianos. Ahí también encontrarás cierto intento de reconciliación con sus seguidores por medio de un guiño a descubrir por tu cuenta… Pero el caso es que son siempre guitarras que sirven a la canción, y no a tus sentimientos.
Sin salir de Polonia, lo cierto es que este álbum me ha recordado a la curiosa relación casi parasitaria que Hate han mantenido con Behemoth durante gran parte de su carrera. En varios discos, lo de Hate ha ido bastante más lejos de la pura influencia, pero no por eso han dejado de entregar obras notables. Y es que de los antiguos Batushka Hospodi sólo conserva el nombre de la banda, las voces y parte de su ambiente, nada más, y mientras hace unas semanas pudimos disfrutar de los originales, aquí tenemos a otro grupo profundamente marcado por su forma de ejercer el black metal.
Ah, y por cierto… ya os podéis ir empapando bien de estas canciones, pues son las únicas que los Batushka de Krysiuk van a tocar en directo a partir de ahora.
PAU NAVARRA