Imagina que eres un metalhead polaco que nunca se ha comido un torrao, un poco ingenuo ante el business, todo hay que decirlo, y un día compones unas canciones que alucinan a la peña en las redes. Y con ello te vuelves algo divo, y empiezas a tratar fatal a todo ser vivo que rodee al grupo. Fichaste a un batería para grabar tu debut y entre los dos os decidisteis por Bartłomiej Krysiuk como cantante, quien, a la postre, te editará el álbum en su pequeño sello, invertirá en equipo, te convencerá para salir a la carretera y acabará convirtiéndose en el mánager.
Te llamas Krzysztof ‘Derph’ Drabikowski, y te frotas los ojos cuando ves en qué se ha convertido Batushka, uno de los mayores fenómenos que ha dado el black metal en los últimos años. Todo el mundo quiere escuchar Litourgiya en directo, y cuando digo todo el mundo, es todo el mundo. Más aún con semejantes performances… Como era de esperar, tamaño trajín retrasa demasiado su réplica, simplemente no hay tiempo para ponerse a crear una segunda obra. Y cuando parece que das con ella, no te parece una digna continuación. Y ahí el amigo Krysiuk se empieza a mosquear. Él quiere un nuevo disco ya, no sea que baje el hype.
Pero tú sigues fiel a tu idea, y vuelves a ponerte manos a la obra para sacar lo mejor para el grupo. Ah, colega, pero lo que tú no sabes es que, desde hace meses y a tus espaldas, Krysiuk se ha dedicado a agenciarse todas las licencias de la banda, ya sea el nombre, el logo, sus canciones o las redes sociales. Piensas que igual unos compañeros de formación normales habrían huido de ti en desbandada y santas pascuas, pero no, tú te la pegas ante semejante marrón. Bart incluso se ha marcado un Zidane y, junto a su hijo, se ha puesto a grabar otro álbum en paralelo. Tu criatura va a salir de gira en 2019 y te has enterado por la prensa. Te has quedado sin nada, chaval, más allá de tu talento creativo. Y acudes a la justicia, por supuesto, aunque muy crudo lo tienes si el vocalista realmente fue el primero en registrar cualquier cosa.
Pero esto te hace poner las pilas y, ahora sí, aprietas el acelerador para tener listo un álbum lo antes posible. Mientras gran parte de la escena extrema sigue carcajeándose del paupérrimo single de los Batushka de Krysiuk, no pierdes el tiempo y entregas a la brava, sin discográfica ni edición física, Панихида (Panihida), lo que consideras el nuevo álbum de Batushka. De los Batushka de Derph, claro.
¿Y qué encontramos en Panihida? Pues a mi modesto parecer, a la mente pensante detrás de Litourgiya. Al compositor que nos hizo estremecer con las tres primeras canciones de ese trabajo, seguramente los 15 mejores minutos de melodic black en dos décadas. Y ojo, porque a su primer disco no lo considero una obra maestra, no todo es brillante ahí, y la verdad es que tampoco me lo parece éste. Pero su inconfundible estilo y sonido está aquí, reside en Panihida, y esto no hay toga, ley o jugarreta que pueda pararlo.
Al revés que Litourgiya, este álbum va de menos a más. Derph se ha encargado de absolutamente todo, y en serio, nadie va echar en falta a Bartłomiej a las voces. Menos aún a Marcin Bielemiuk a la batería… El músico se ha reivindicado, otra vez, como un tremendo multiinstrumentista, y mientras ‘Песнь 1’ nos pone en situación, le da gas al segundo corte para demostrar que ahora los shrieks están más presentes, que son más agresivos y que, en sus más de 7 minutos y medio, hay tiempo para degustar todo lo que encandiló al público de Batushka.
‘Песнь 3’ ya se nos perfila como un temazo, y en ‘Песнь 4’ debemos empezar a sacarnos el sombrero ante el señor Drabikowski. El oscurantismo ortodoxo hace su mayor acto de presencia y lo afilado de los riffs nos pondrá, ahora ya sí, la piel de gallina. Nadie en su sano juicio dudaría de que son Batushka los que han engendrado el misal que representa el quinto corte, y sobre ‘Песнь 6’, pues qué decir… Qué bueno eres, Derph, cuando te lo propones. Desgarradora.
¿Quieres más músculo? Cuidado con que no te engulla el séptimo corte. Por su parte, ‘Песнь 8’, la despedida y cierre, nos sumerge en toda la oscuridad que pueda desprender este proyecto, mientras una sucesión de blasts y fraseos nos hiela la sangre. Estamos comiendo de su mano, totalmente a su merced.
Ante todo soy un librepensador. No creo que ningún tribunal, terrenal o divino, vaya a cambiar mi perspectiva de las cosas, dictamine lo que dictamine, así que tras escuchar Panihida tengo bastante claro quién es Batushka. A Krysiuk le ofrezco el beneficio de la duda, voy a esperar a ver qué nos depara Hospodi el próximo 12 de julio, pero lo tiene muy complicado para igualar esto. Y sinceramente, ganarse la credibilidad de la escena black ya no creo que lo consiga nunca. Somos inflexibles ante este tipo de situaciones, pues no hay nada más importante que lo true.
PAU NAVARRA