El hype generado alrededor de los británicos Black Midi tras protagonizar un directo para una conocida emisora de Seattle estaba justificadísimo. Su debut, Schlagenheim, publicado justo seis mes después, es una prueba fehaciente.
Categorizar su música resulta complicado, pero podemos hablar sin miedo de post punk, kraut y experimentación, cajones suficientemente amplios para recoger los sonidos desacomplejados y aventureros de estos cuatro chavales amantes de las jams infinitas que igual parecen reivindicar bandas surgidas en los setenta como Talking Heads (‘Of Schlagenheim) y King Crimson (el final progresivo de ‘Reggae’) que resucitan los noventas más alternativos de Sonic Youth (‘Speedway’) y Big Black (la machacona ‘bmbmbm’).
Unos pocos bolos con público, contadísimos, y se vieron firmando con el sello Rough Trade y grabando con Dan Carey (Kate Tempest, Bat for Lashes). Todavía deben estar asimilando el revuelo que ha suscitado su maravilloso ruido (son dignos herederos de Swans), ensalzado por la prensa musical especializada. Y no es para menos habiendo parido piezas como las citadas, ocho composiciones desbordantes y definitivamente hipnóticas aderezadas con unas letras recitadas y en su gran mayoría delirantes.
La carrera de estos cuatro jóvenes recién graduados en una prestigiosa escuela de artes, tecnología y música de Londres está siendo realmente meteórica, pero lo más importante es que tienen mimbres para protagonizar una larga y exitosa trayectoria.
LUIS BENAVIDES