Editado en 1975, Sabotage fue el canto del cisne de la etapa clásica de Black Sabbath con Ozzy Osbourne como cantante. Habían pasado menos de dos años desde que lanzaran Sabbath Bloody Sabbath y unos raquíticos cinco años desde su debut -en lo que hoy tardan muchas bandas en editar un álbum, Black Sabbath construyeron su leyenda- pero todo había cambiado de manera radical dentro del cuarteto.
Las drogas y el alcohol los estaban destrozando a pasos agigantados, especialmente al amigo Ozzy, la relaciones internas dinamitadas y, además, ya estaban conociendo la cara más amarga de la industria viendo como su antiguo manager les había estafado de manera impune. El pistoletazo de salida hacia el final de la banda ya se había iniciado, pero aún supieron sacar unas gotas más de magia para crear el último de sus clásicos. Sabotage podría haber sido un desastre. Era un álbum en el que ya se notaba que el grupo no sabía por dónde tirar, pero lo que en los posteriores dos trabajos fue un hándicap, aquí jugó a su favor.
Entre sus siete canciones podemos encontrar desde el tema más comercial de su carrera, ‘I’m Going Insane (Radio)’, a piezas donde la épica casi se les va de las manos, pero que consiguen controlar de manera magistral, ‘Megalomania’ y ‘The Writ’; a la experimental ‘Supertzar’, a ese inicio demoledor compuesto por ‘Hole In The Sky’ y ‘Symptom of the Universe’, que está entre lo mejor que hicieron nunca. Un cocktail variado que esta vez resultó explosivo y que hubiese quedado perfecto como testamento.
En esta reedición de lujo, el principal anzuelo viene con la inclusión de una selección de 16 temas en directo grabada durante la gira de presentación del álbum en Estados Unidos. Escuchando ese repertorio que a esas alturas ya no tenía rival, en ningún momento nos hace percibir que el grupo se estuviera desintegrando, y en definitiva queda como un documento sonoro de primera para testificar una época irrepetible.
Del libreto nada malo que decir. Fotos inéditas, buen texto, réplicas de pases de gira, entradas, etc… para una edición hecha con mimo y sacando petróleo de todo el material que queda de aquellos días. Muy en la línea de las otras reediciones que han visto los de Birmingham en estos últimos tiempos. El pagar por ellas lo que se piden, ya depende del grado de fanatismo -y solvencia- de cada uno. Pero se mire por donde se mire, muy recomendable.
RICHARD ROYUELA