El candidato golpista del Ku Klux Klan será otra vez el inquilino de la Casa Blanca. Entre otras maldades, sus teóricos rivales políticos han apoyado sin fisuras un genocidio en toda regla. La población afroamericana masculina ha preferido votar antes a un racista violador que a una mujer. Ante este panorama inquietante y desolador, una figura como la de Ice T era necesaria, es necesaria, y seguirá siendo necesaria.
La voz autorizada del gánster original no está sola a la hora de combatir este insufrible tsunami de bazofia. En esta cruzada le apoyan con fe ciega Ernie C, Sean E. Sean, e incluso su hijo Little Ice en las backing vocals de Body Count. Y el elenco de colaboraciones inevitables en el nuevo Merciless también es potente. No estamos hablando de dos o tres nombres resultones para adornar una pegatina promocional… Éstas son de las que suman, de las que elevan las canciones hacia cotas superiores y justifican su presencia.
Cuando Corpsegrinder de Cannibal Corpse se adueña del micro en ‘The Purge’ te da un subidón tremendo, y Joe Bad de Fit For An Autopsy también aporta un alto poder destructivo a ‘Psychopath’. En ‘Live Forever’ no haría falta nombrar a Howard Jones, porque cuando la escuchas sabes que sólo puede tratarse de él. Por si fuera poco, Max Cavalera repite en ‘Drug Lords’, ¡e incluso han fichado a David Gilmour para su improbable versión de ‘Comfortably Numb’ de Pink Floyd!
Producido con tintes modernos por Will Putney, de las pocas notas negativas que le encuentro a este trabajo es el trato de las baterías, para mi gusto, muy procesadas y con parches demasiado tensos para una banda de la vieja escuela. Igualmente, lo más importante aquí es la bronca, y verdad tras verdad tras verdad, el Malcolm X del rap metal sigue sin callarse una. ‘World War’ reparte a diestro y siniestro a nivel global, y ‘Fuck What You Heard’ es el tema que ni Biden, ni Harris, ni Trump quisieran oír nunca. Por supuesto, la lírica corrosiva del rapero se acompaña de riffs muy Slayer en a saco de momentos y guitarrones grandes como los rascacielos de cualquier metrópoli estadounidense.
A sus sesenta y pico años bien entrados, los miembros de Body Count siguen pateando traseros que da gusto, derrochando una vitalidad envidiable, pasmosa. Como ejemplo, y para cerrar la obra, Ice se zampa a cualquier aspirante al trono con una ‘Mic Contract’ para enmarcar. Puto amísimo, qué espectáculo.
Body Count amplían su actual racha de álbumes excelentes con Merciless, un disco que aunque no presente bombazos tan rotundos como ‘Bum-Rush’ o ‘All Love Is Lost’, o eslóganes para la posteridad como “The love is fake, but the hate is real”, sí en cambio se muestra compacto durante todo el recorrido, sin altibajos ni fisuras en el transcurso entero del plástico.
PAU NAVARRA
