Hacía mucho tiempo que un álbum de Bon Jovi no generaba el ruido mediático del que está disfrutando Forever. El éxito de la docuserie Thank You, Goodnight, en la que se cuentan la grandeza y las miserias de Bon Jovi -o de Jon Bon Jovi que a estas alturas es ya casi lo mismo- ha hecho que todo el mundo esté prestando atención a este nuevo disco, mientras sigue sin quedar claro si sus problemas de voz se han resuelto, o si el regreso del guitarra original Richie Sambora está a la vuelta de la esquina o más lejos que nunca.
Naturalmente, la expectación que despierta un álbum no significa que este vaya a ser bueno por decreto, pero denota que hay unas ganas encubiertas de que estemos ante el disco que devuelva a Bon Jovi algo de la grandeza de su pasado. ¿Lo consigue?
Pue si bien podemos decir que Forever es su mejor disco en bastante tiempo (al fin y al cabo poco cuesta superar la más que mediocre discografía de la banda en estos últimos años) tampoco es que estemos ante el New Jersey del siglo XXI.
Se nota la motivación por hacer un buen álbum, pero, al final, acaba por tropezar en los mismo errores que llevan arrastrando años y años y del que hay dos grandes culpables: el productor John Shanks y el propio Jon Bon Jovi por dejar el destino de la banda en alguien mediocre e incapaz de llevarle la contraria.
Forever tiene media docena de canciones competentes como el primer single ‘Legendary’, esa clase de rock adulto que llevan haciendo ya décadas, la enérgica y resultona ‘Living Proof’ (aunque es difícil que en algún momento no pensemos que es un ‘Livin’ On A Payer’ de Hacendado), la reflexiva ‘Waves’, quizás el momento más brillante del álbum y el camino por el que deberían transitar Bon Jovi a estas alturas, o los intentos de rock de estadios en ‘Walls Of Jericho’ y ‘Livin In Paradise’. Esta última co escrita junto a Ed Sheeran demuestran que no estaría mal que Jon tirara de su privilegiada agenda para tener mejores composiciones.
Hasta ahí, todo bien, pero ¡ay! es llegar las baladas o medios tiempos y todo se hunde sin posibilidad de salvamento. Que nadie pueda parar que una banda con el pedigrí de Bon Jovi publique temas como ‘Kiss The Bride’ (escrita para la boda de su hija), ‘We Made It Look Easy’ o ‘My First Guitar’ (lo habéis acertado, dedicada a su primera guitarra), demuestra hasta qué punto la aportación de John Shanks es estéril, con un sonido totalmente plano. Aunque, a ver quién es el guapo que le saca brillo a unas canciones tan flojas o a una voz sin apenas matices.
Una pena, porque si algo demuestra Forever es que con más trabajo y un capitán con las ideas claras, Bon Jovi todavía podrían crear ese disco de madurez que todos tenemos la esperanza que un día graben. Hay brotes verdes, pero no los suficientes.
RICHARD ROYUELA
