Dejemos las cosas claras de un principio. Bourbon siempre ha sido una de las bandas más inusuales, especiales y transgresoras de nuestra escena. Ya desde el principio, cuando editaron aquella joya titulada Fango (Santo Grial, 2013), nos sorprendió su tremenda riqueza sonora y el hecho de que fuera imposible colgarles ningún tipo de etiqueta.
Reconozcamos, eso sí, que no han sido muy prolíficos, tras aquel impactante debut, tan sólo editaron dos referencias más, Devastación (Nooirax, 2015) y Fuente Vieja (Spinda, 2018), pero a través de esa trilogía, la banda de San Lucar cimentaron un universo musical en sí mismo. Y eso es algo de lo que muy pocos pueden presumir.
Sus raíces andaluzas estaban siempre muy presentes en esas ambientaciones tan dramáticas que dibujaban las guitarras de Raúl Guerrero y en esos textos tan poéticos que casaban a la perfección con ese concepto tan especial. Había grandilocuentes toques progresivos, hard rock por toneladas y etéreos pasajes psicodélicos, que se integraban de una manera completamente natural para parir canciones, canciones enormes, que aunque pareciera imposible por su a veces intrincada personalidad, poseían incluso un elemento “comercial” que hacía que se te pegaran en dos escuchas. Si no lo habéis hecho ya, probad con composiciones como ‘Escrito En La Pared’, ‘Si Veis La Luz, Corred’, ‘La Charca Del Diablo’ o ‘A Punto De Arder’. El nivel era superlativo.
Ahora vuelven con un nuevo álbum seis años después de su último trabajo, los cabrones nos han hecho esperar, pero como se suele decir, la espera ha valido la pena. Quizás podamos pensar en un nuevo comienzo, al fin y al cabo, los grupos cuando titulan sus nuevas obras de manera homónima y realizan ciertos cambios en su sonido, esa parece ser la intención. En su caso sin embargo, todo apunta a un nuevo paso en su escala evolutiva, a seguir probando sonidos y conceptos hasta ahora poco explorados, y en definitiva a seguir creciendo.
Cuando hablamos de cambios, no hablamos de giros drásticos, nada de eso. Su extremada personalidad sigue intacta, el abrasivo drama y poder de sus riffs sigue inalterable, y esa maravillosa costumbre de ir tejiendo oscuras ambientaciones continúa en primera línea. Sin embargo, sí que se notan ciertas novedades en los tonos vocales de Raul y en el deseo de añadir elementos más melódicos en su música.
‘Ariel’, por ejemplo, es luminosamente pop, con esa ágil base rítmica comandada por la batería de Alvaro Guerrero y el bajo de Juanma Gonzálvez y esa melodía vocal tan embaucadora. Una delicia. ‘La Mujer Del Pelo Blanco’ también sorprende al principio, el riff vuelve a tener una cadencia casi de power pop con preciosos arpegios y un solo ultra melódico que de nuevo nos traen sus raíces más andaluzas. Estas dos composiciones ya podríamos decir que son de lo mejor que hemos escuchado en todo el año. Cuando juntas inquietud musical, con talento y con una personalidad ya marcada, imagino que no te queda otro camino que seguir avanzando hacia adelante. ‘Olvidarnos De Ti’ también impresiona, otra de esas bellezas inclasificables cargadas de drama tan características de su estilo. Alguien me comentó que en las primeras escuchas del disco, quedas un poco confuso. Estoy de acuerdo, pero a mí personalmente, eso me ha pasado con todos y cada uno de sus trabajos, son demasiados detalles y demasiada la riqueza estilística como para asimilar todo eso en un par de escuchas.
‘La Espiral’ nos trae una introducción psicodélica, para luego explotar en unos dibujos de guitarra absolutamente maravillosos, que se funden con ese exacerbado lirismo poético que Raúl utiliza a la hora de cantarnos sus textos. De nuevo destacar la empastada base rítmica, que se muestra especialmente inspirada en los temas de mayor calado instrumental, como en ese final con ‘Eco… Trafalgar’, otro de mis favoritos del álbum, donde la banda nos invita a viajar por todo un fascinante mundo sonoro. Ocho minutos de música con mayúsculas dividida en dos actos, el primero de un vigoroso rock de guitarras y un segundo donde el low fi de la psicodelia más progresiva finaliza el disco de una manera elegante y algo melancólica.
No nos cansaremos de decirlo, son de largo uno de nuestros valores más meritorios. Sin ánimo de exagerar, no hay una propuesta de más calidad y originalidad que la suya, no ya en el panorama nacional, también fuera podrían aplastar a cualquiera que se le ponga por delante. Canta Raúl Guerrero en uno de los temas: “No queda nada que podamos hacer ya, tan sólo olvidarnos de ti…” Efectivamente, ellos no pueden hacer más. Cuatro discos como cuatro soles. Enormes Bourbon.
ANDRÉS MARTÍNEZ