Pocos debuts recuerdo tan esperados en los últimos tiempos como el de boygenius, el supergrupo formado por tres de las cantautoras de más renombre del mundo del indie como son Phoebe Bridgers, Julien Baker y Lucy Dacus. Su EP de 2018 con el que se dieron a conocer ya fue toda una sensación, pero es que desde entonces la popularidad de cada una de ellas por separado ha aumentado considerablemente, sobre todo en el caso de Bridgers gracias a su magnífico Punisher de 2020.
Una reciente portada de Rolling Stone, en la que el trío recreaba una icónica portada de la misma revista de 1994 dedicada a Nirvana, era muestra más del hype creado alrededor del álbum, y también de cómo a estas chicas le gusta jugar con la iconografía del rock. Si la portada de su EP homónimo emulaba la del debut de Crosby, Stills & Nash, otro supergrupo de aires folk, las manos apuntado al cielo de este The Record, recuerdan a las del Ten de Pearl Jam. Quizá con estos guiños, boygenius quieren mandarnos un mensaje de que, a pesar de las expectativas creadas, simplemente quieren divertirse.
Pero aunque intenten quitarle hierro, está claro que también para ellas este disco es importante. Solo así se explica el tiempo que han tardado en crearlo o que en lugar de hacer una grabación más casera se fueran a los estudios Shangri-La de Malibú, propiedad de Rick Rubin, a los que suelen acudir super estrellas como Adele, Eminem o Metallica; o que lo edite una multi como Interscope, en lugar Bridgers a través de su propio sello Saddest Factory Records, o Matador que publicó el EP. Siendo extremadamente cínicos podríamos decir que boygenius están más cerca de Wilson Phillips de lo que a ellas mismas le gustaría pensar.
En todo caso, si hay una idea que The Record, y boygenius como entidad, quiere transmitir es que se trata de una obra fruto de la amistad entre las autoras, de la sororidad por encima de la lucha de egos intrínseca a los supergrupos. No es casual que el disco empiece con ‘Without You Without Them’, una canción cantada a cappella en la que sus tres voces se unen para crear una sola. A partir de aquí, cada una de ellas se van alternando las riendas para aportar su propio vocabulario musical y lírico al conjunto.
Las canciones de Baker (‘$20’, ‘Satanist’, ‘Anti-Curse’) son las más guitarreras y sirven como contrapunto a las baladas tristes de Bridgers (‘Emily, I’m Sorry’, ‘Letter To And Old Poet’) y el pop folk de Dacus (‘True Blue’, ‘We’re In Love’). Quizá la única pega, y no es menor, es que entre las tres no han sido capaces de crear algo único o sorprendente, sino simplemente una versión aumentada, que no necesariamente mejor, de lo que ofrecen por separado. Pese a ello, este encorsetamiento estilístico, y también emocional, no impide reconocer que temas como ‘Cool About It’, en la que la voz y el fingerpicking evocan a Simon & Garfunkel, la oda a ‘Leonard Cohen’, espíritu de Elliot Smith mediante, o el delicioso pop de ‘Not Strong Enough’ te tocarán la fibra si las pillas en el momento adecuado.
MARC LÓPEZ