Había ganas de Bruce Dickinson en solitario. Han pasado 19 años desde Tyranny Of Souls, que se dice pronto, y tenemos que trasladarnos al siglo pasado para rememorar The Chemical Wedding o ese espectacular Accident Of Birth con ‘Road To Hell’, entre otras.
Con The Mandrake Project el vocalista ha vuelto a la senda en solitario con todo el despliegue promocional que demanda una superestrella y la expectación que merece cualquier miembro de Iron Maiden, pero tras sucesivas y concienzudas escuchas, servidor se ha visto obligado a sacar la lupa.
‘Afterglow Of Ragnarok’ es un inicio prometedor. Oscura y poderosa, no tarda en desplegar un estribillo con gancho y energía. Lo que también presagia es lo que Sebastian de Necrophobic tan bien señaló hace unos días en su perfil personal de Facebook… Un disco de ‘riffs gordos’, como el de tantos héroes de antaño que siguen al pie del cañón.
Y es que, en términos generales, The Mandrake Project es un álbum de fraseos sencillos, muy fáciles, que en varios casos sólo parecen servir para armar algo el puente y después disparar a discreción y sin contemplaciones el estribillo arrasador. Allí Dickinson sólo puede volar por todo lo alto, claro está. Algún que otro parón, y venga, tema resuelto y listo para el master.
De igual forma, evidentemente no estamos ante un disco negativo. Los aires setenteros de ‘Many Doors To Hell’ sientan bien, la chulería con la que arranca ‘Rain On The Graves’ también es de agradecer, aunque también habría que recalcar que igual la mano de Roy Z es demasiado pronunciada. En numerosos instantes he tenido la sensación de estar ante un trabajo de Halford, sobre todo en esa ‘Resurrection Men’ de atmósfera hispana que puede recordar un poco a ‘Matador’. No me he acostumbrado a ello, por mucho que me haya sorprendido su evolución posterior hacia Black Sabbath. ¡A esta canción sólo le ha faltado la colabo de Ozzy!
Traspasado el ecuador certificamos la diversidad que The Mandrake Project presenta. El pasaje arabesco de ‘Fingers In The Wounds’ no lo he captado del todo, pese a ser una canción de ésas capaces de alzarte la moral. Y después, ‘Eternity Has Failed’. Exacto, una especie de versión corta y directa de la ‘If Eternity Should Fail’ que Bruce firmó para abrir The Book Of Souls en 2015. Este dato nos da una idea de cuánto tiempo llevaba el frontman preparando este disco, pero la necesidad que había de sumar este tema a The Mandrake Project no acabo de pillarla.
Pertrechada tras un piano clásico y una acústica, ‘Face In The Mirror’ sólo la gozaremos los que ya peinamos bastantes canas, y Dickinson, cómodo, se sale en esta clase de situaciones ventajosas, como en el subidón majestuoso y orquestal de ‘Shadow Of The Gods’, seguramente el momento cumbre del disco.
Con un ojo puesto en su legado y el otro escrutando el presente, éste es un álbum al que volveré a recurrir, rico en sonidos, que contiene las suficientes capas como para tomárselo con calma y sacar más conclusiones con el paso de los meses. Con episodios brillantes y algunos claroscuros.
PAU NAVARRA
