Pocos brindis pueden tener tanto sentido como el que Cala Vento nos proponen para celebrar sus primeros diez años de vida. Una década en la que el dúo catalán ha ido avanzado en su trayectoria de una forma poco ortodoxa en estos tiempos dominados por la inmediatez.
Las prisas nunca han sido parte de su juego y eso les ha permitido ir construyendo poco a poco una carrera sólida, de esas en las que cuando se gana un fan, lo es ya para toda la vida y donde cada nuevo trabajo es mejor que el anterior. Una esperanzadora demostración de que se puede alcanzar el éxito siguiendo las reglas marcada por uno mismo y con la sensación de que todavía les quedan unos cuantos peldaños por subir.
Aún así, en una formación que siempre busca salirse de los cánones en la medida de los posible puede que sorprenda la decisión de celebrar estos diez años con un álbum de versiones. Por lo general, este tipo de discos se han convertido en pasatiempos, muchas veces fallidos, para ganar tiempo o esconder épocas de baja creatividad y a los que no se suele dedicar ni mucho trabajo ni cariño. Pero ahí es donde Joan y Aleix le dan su giro, ya que Brindis no es nada de eso. Es más, si alguien se acercara a este trabajo sin saber que incluye composiciones ajenas, podría pensar que se trata de un nuevo álbum de Cala Vento con todas las de la ley.
Cada una de las nueve canciones está tratada con mimo, transmitiendo que se puede hacer justicia a la original pese a llevarlas a su terreno, y donde, pese a su diversidad, todo aparece totalmente coherente con el sonido del dúo. Y, ojo, porque estamos hablando de un disco que abarca temas desde Turnstile o Fugazi a Jarabe de Palo o Julieta Venegas. El único hilo conductor es la importancia que ha tenido cada uno de ellos en Cala Vento y el respeto con el que las han reinterpretado independientemente del prestigio que cada unos de los artistas originales pueda tener a ojos de sus fans.
El disco está lleno de momentos emotivos como la inicial ‘Mi Canto Libre’ de Lucio Battisti, con el simbolismo de ser la canción que abrió su primer concierto tras la pandemia, la adaptación al catalán de ‘Underwater Boi’ de Turnstile, el homenaje a compañeros de generación caso de Souza con ‘Aixopluc’, la reinterpretación de ‘Pau’ de Els Pets o esa italianizada ‘Sono Inamorato Di Te’ junto a Lecocq.
Sin embargo, posiblemente lo que llame más la atención sean las versiones de artistas más mainstream como ‘Insurrección’ de El Ultimo De La Fila, ‘Lento’ de Julieta Benegas o ese ‘Grita’ que suena como si Pau Donés hubiese tenido a Jawbreaker como banda de acompañamiento, que te hacen querer cantarlas como si te fuese la vida en ello. Y eso sin pasar por alto el tema final, una castellanizada versión de ‘Blueprint’ de Fugazi, banda en la que más de una vez se han visto reflejados tanto por su música como por su ética.
Si algún pero se le puede poner a Brindis es que pasa volando, un poco como lo que han sido estos primeros diez años de Cala Vento, y deja con ganas de más. Las mismas que tenemos de saber que nos depararán Joan y Aleix en los diez siguientes.
RICHARD ROYUELA