Algo raro me ocurre con las obras recientes de Cannibal Corpse. Las analizo, las encuentro dignísimas, publicamos la review, pero luego ya no vuelvo a recurrir a ese disco nunca más. Me pasa desde Evisceration Plague, que literalmente lo quemé, pero creo que mi conexión con ese trabajo se debió más a una cuestión generacional que a otra cosa.
De la misma forma, intuyo que eso va a cambiar con Violence Unimagined, su decimoquinto álbum nada menos. Su portada me llamó la atención, que reclutaran formalmente a Erik Rutan ya ni te cuento, y a la hora de rematar la faena, que no puede pasar por ninguna otra cosa que no sea entregar un contenido musical de rechupete, debo reconocer que Cannibal Corpse han rendido muy por encima de lo que esperaba. El ambiente decadente y mortuorio de la pandemia les prueba, y aunque forzara a Alex Webster a grabar sus bajos en su home studio, lejos del resto de la banda, los estadounidenses han logrado concretar un álbum dinámico, equilibrado y nada reiterativo. Es su death incandescente, por supuesto, pero han tenido cuatro años para darle unas vueltas y los resultados saltan a la vista.
Estampida de búfalos en ‘Murderous Rampage’, que te quede bien claro con quiénes estamos tratando. Solacos de Rutan, que notes también que el nuevo inquilino de esa guitarra es de todo menos un cualquiera. ‘Necrogenic Resurrection’ no es especialmente novedosa, pero la sierra mecánica empieza a estar bien calentica para descuartizarnos mientras aún agonizamos.
Te imaginas el molinillo melenil de Corpsegrinder en ‘Inhumane Harvest’, que tan pronto se envalentona como para en seco para endiñarte una sarta de hostias cervicales que pa’ qué. Temarraco, y ‘Condemnation Contagion’ tampoco anda lejos. Contiene un riff cuyo único fin es descoyuntarte la columna, y lo que se desarrolla después te asegura que sí, que hoy toca, que el polvazo te lo ponen los Cannibal.
‘Surround, Kill, Devour’ suena muy american metal, ya lo creo, pero es que la segunda mitad del álbum parece diseñada para musicar esa jodida batalla entre King Kong y Godzilla tan en boga. ‘Ritual Annihilation’ es otro currazo a las seis cuerdas de agárrate y no te menees, en la inspirada ‘Follow The Blood’ todos se salen, y después hay más Rutan a piñón en ‘Bound And Burned’.
‘Slowly Sawn’ es ese lingotazo de lava tan suyo, y ‘Overtorture’ simplemente hay que escucharla. Es un tráiler cargado de hormigón pisando el acelerador hacia una guardería, y contiene unos fraseos muy inusuales en ellos. ¿Cómo podríamos cerrar esta tropelía? Pues con un medio tiempo horripilante de ésos con los que nos hacen cagar encima desde hace eones.
Estos cincuentones todavía saben muy bien a lo que juegan, y siguen imbatibles en su casa, el death metal, desde 1988. ¡Riffs, señoras y señores, riffs! Quiero mi vinilaco ya.
PAU NAVARRA