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CARNIFEX – ‘Graveside Confessions’

El curro de guitarras es demoledor.

Menudo marrón sacar álbum el mismo día que Iron Maiden… Varios son los buenos trabajos que se han perdido entre la vorágine y la excitación que genera la leyenda inglesa antes, durante y después de publicar algo, así que vamos a recuperar Graveside Confessions, el octavo disco de Carnifex, que más interesante que el anterior World War X ya os aseguro yo que es.

La obra se inicia con el tema titular, una ‘Graveside Confessions’ bastante brutal que viene a resumir lo que encontraremos a lo largo del plástico. Canciones feroces, rapidez, pero breakdowns también, ya lo creo, y teclados y ambientaciones muy del symphonic black. Con el paso de los años Carnifex se han convertido en los Bleeding Through del deathcore, con esa pulsión del género maldito cada vez más marcada, y este álbum sigue ahondando en esa idea. Además, es posible que encuentres una leve pizca de nu metal si hurgas por ahí.

‘Pray For Peace’ no se aparta de esa senda, dando alternativas a la velocidad con parones cafres, y cabe destacar el sampleado maquinero que la adorna. De momento vamos muy bien: los californianos están en forma y el curro de guitarras es demoledor. La Dimmu Borgir ‘Seven Souls’ le viene que ni pintada al disco como tercer plato a degustar.

Ninguna novedad con Scott Ian Lewis, otra vez tenemos delante a un fenómeno de la naturaleza al micro, por lo que en este álbum nos fijaremos en el especial mimo que Fred Calderon le ha puesto al bajo en cortes como la inspiradísima ‘Cursed’ (¡Vaya riffacos, nenes!) o la curiosa ‘Dead Bodies Everywhere’. Un tema como ‘Talk To The Dead’ simplemente pulverizará cualquier cosa que se le ponga por delante.

Así, el problema de Graveside Confessions llega durante parte del segundo segmento del disco, más reiterativa y menos llamativa. Por ejemplo, un corte puente e instrumental como ‘January Nights’ es sólo un crescendo típico y tópico, y a través de ‘Cemetery Wander’ o ‘Countess Of Perpetual Torment’, por muy duras que sean, el álbum entra en una fase de linealidad obvia.

‘Cold Dead Summer’ y ‘Alive For The Last Time’ molan, es innegable, pero realmente, el extra de punch final te lo dan las regrabaciones de ‘Collaborating Like Killers’, ‘My Heart In Atrophy’ y ‘Slit Wrist Savior’ de su debut Dead In My Arms. Camaradas, eso es lo que entiendo yo por ir al grano.

PAU NAVARRA