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CATORCE – ‘Arcadia’

Si esto es a lo que llaman madurez, a ellos les sienta de maravilla.

Foto: Víctor Hernández

No es sencillo asimilar para muchos grupos de aquí que sus trayectorias deberían ser más una carrera de fondo con la que ir disfrutando por el camino de cada pequeña batalla ganada, en lugar de apresurarse en alcanzar la meta por el atajo más rápido. Tras algunos sin sabores, Catorce vieron como hacia la recta final de la presentación de su segundo álbum, Agua. Naufragio. Equilibrio, empezaban a recoger lo sembrado a lo largo de los años con su participación en el Download Festival y más recientemente también con su confirmación en el cartel del próximo Resurrection. Pequeñas victorias que sirven para cargar la mochila con nuevas ilusiones ante las adversidades que puedan estar a la vuelta de la esquina.

Porque incluso para dar a luz su nuevo trabajo los sevillanos no lo han tenido fácil. A falta de pocas semanas para entrar en el estudio, se produjo la salida de su batería Luis Manuel Terán, que acabó siendo sustituido por Carlos Expósito en la grabación y actualmente por Luis Ruiz como nuevo componente de la formación. Superado el escollo, ahora nos entregan Arcadia, una obra donde vemos que Jaime Ladrón de Guevara y José Miguel Ocón han profundizado en la fórmula que ya encontraron en su anterior disco a la hora de concretar las canciones, expandiendo todavía más su paleta sónica.

Es algo que se deja intuir desde el principio. ‘Autómata’ hace las funciones de intro donde encontramos pianos y teclados sobre los que Jaime nos grita que ha despertado, dando voz a un personaje que se da de bruces ante un futuro, presente en nuestro caso, que en nada se parece a lo que se le había prometido. Es este el tema sobre el que gira el álbum: un viaje en busca de esa Arcadia idílica donde hallar nuestro sitio en este mundo distópico cada vez más confuso.

En esta aventura encontraremos parte de los Catorce que fueron en el pasado, de lo que son ahora y también de lo que podrían ser en el futuro. ‘Myria’ abre fuego de un modo que nos podría hacer pensar en De La Cuna A La Tumba, su otro proyecto junto a Kantz de Tenpel. Pura intensidad. Pero rápidamente nos reencontramos con esos temas inmediatos que tanto nos encandilaron en Agua. Naufragio. Equilibrio. En ese grupo estaría ‘Tannhäuser’, con una obvia referencia a Blade Runner y un estribillo de los que se te quedan grabados. «Todo lo que me enseñaron es todo lo que me han quitado», canta Jaime en uno de los versos más memorables de este tercer largo del trío hispalense.

Más sorprendente y redonda si cabe es ‘La Montaña’ con unos teclados a cargo de Luis López Pinto (anteriormente en Caboverde) que vuelven a hacer acto de presencia en ‘Conjura’. Un corte de atmosfera casi cinematográfica que marca el ecuador del álbum y el cierre de su primera parte. La segunda arranca con la contundencia de ‘Ekbom’ y la energía desbordante de ‘Vivos (Pasaporte A Viajes Imposibles)’, otra de las llamadas a ser de las favoritas de este Arcadia. ‘Antípodas’ es quizás el tema más sorprendente e inspirado de todo tracklist. Se inicia con la voz y la guitarra para poco a poco a ir creciendo gracias a un ritmo que la convierte casi en un tema bailable cercano al indie para terminar muy arriba.

Sin duda esta es una de las grandes armas del combo andaluz, el saber caminar por esa línea que separa los sonidos más duros de su propuesta sin tener miedo a acercarse a tratados propios del pop y salir airosos de ello. Precisamente otro buen ejemplo lo encontraremos en ‘Noviembre, 2019’, conjugando agresividad post hardcore en las estrofas y dando paso a las melodías abiertas de par en par en otro estribillo para guardar en la memoria.

Con ‘Una Ventana Atlántica’ en forma de nana se despiden volviendo a dar protagonismo a los teclados. Ahora sí, el viaje se ha completado y tal vez Catorce no hayan encontrado las respuestas a las dudas que planteaban al comienzo, pero se muestran más seguros de sí mismos que nunca ante el futuro. Si esto es a lo que llaman madurez, desde luego a ellos les sienta de maravilla.

GONZALO PUEBLA