Autores: Bastien Vivès y Martin Quenehen
Editado por: Diábolo Ediciones
En terreno pantanoso, casi de arenas movedizas, se adentra Bastien Vivès con este nuevo trabajo, al mismo tiempo que se acerca por primera vez en su carrera al thriller con tintes políticos, sin renunciar a las microhistorias cotidianas con las que tan bien sabemos que se maneja. Bastien, a quien conocimos con las aclamadas El Gusto Del Cloro o Pollina, exponentes de su faceta intimista, continúa aquí por su senda de estilo reposado, en esta ocasión acompañado en el guión de Martin Quenehen, ofreciendo una historia con muchos ángulos obtusos y suficientes sombras como para que la tensión se mantenga hasta el final; no en vano, el leitmotiv sobre el que se mueve esta obra es el terror a los atentados yihaidistas en una Francia ya golpeada por ellos en años pasados.
La base de terror y malestar que se ha asentado en ese país es el caldo en el que Bastien cocina este trabajo, colocándonos ante un joven policía de provincias obsesionado con el terrorismo islamista, convencido de que el pequeño pueblo en el que trabaja será golpeado tarde o temprano por esta lacra. Los personajes que aparecen ante los ojos del protagonista se nos muestran igual de turbios que el funcionario y seguir sus vaivenes por el pueblo, descubriendo sus motivaciones y pensamientos más íntimos ayuda a construir el relato que, sin duda, se beneficia del precioso estilo de ilustración que usa Vivès en estos trabajos, con su potente blanco y negro de figuras inacabadas pero tremendamente expresivas.
Son muchos los momentos en los que se puede llegar a torcer el morro mientras avanzamos por los pasajes de este Catorce De Julio y, si bien queda clara y patente la intención de sus autores de presentar las dobles morales de las personas y las contradicciones a las que nos aferramos para sobrevivir ante las pérdidas, hay serios momentos en los que hay que levantar la vista y hacer una profunda reflexión a lo más evidente del texto: las acciones del protagonista, su doble vara de medir y, sobre todo, los giros con los que nos tratan de sorprender en la lectura, nos colocan ante una obra de clara tendencia conservadora.
Bastien es un autor valiente aún cuando puede que no se coincida con el subtexto de esta obra, heredera del ambiente generado tras los atentados de enero y noviembre de 2015 en Francia. Tras su lectura hay que hacerse cargo de lo difícil que es construir un relato en torno a la paranoia que queda tras una masacre terrorista con las fracturas que deja no solo en las familias de las víctimas, sino en el conjunto de la sociedad, potenciando la desconfianza y la xenofobia; sin duda son temas tema que resulta imposible tratar sin ningún tipo de asepsia o acercamiento despolitizado, justo lo que termina sucediendo al final en este correcto thriller intimista.
SAMU GONZÁLEZ