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CAVE IN – ‘Heavy Pendulum’

Hacía mucho tiempo que no sonaban tan poderosos y ambiciosos.

Foto: Jay Zucco

Uno de los grandes misterios del mundo de la música, y uno de sus encantos, es que nadie sabe a ciencia cierta por qué unas bandas cuajan y otras no. Ejemplos de grupos que merecían mucho más de lo que han recibido los hay a puñados, pero el de Cave In es uno de los más sangrantes.

Pese a estar en la pomada en los inicios del metalcore, de aventurarse en terrenos progresivos antes que Thrice o Mastodon, o de facturar un disco como Antenna, que tiraba hacia el rock alternativo, los de Boston nunca han tenido la recompensa del clamor popular. Posiblemente el que sea una banda sin una imagen llamativa o que Stephen Brodsky sea mucho mejor músico que frontman, tenga mucho que ver. Y desde luego tampoco han ayudado sus largos parones o la trágica muerte del bajista Caleb Scofield en 2018.

Pero paradójicamente, lo que podría haber supuesto el punto final en su carrera, les ha servido de palanca para volver con más fuerza que nunca cuatro años después. La incorporación del bajista de Converge, Nate Newton, primero como mero apoyo para realizar la gira del disco póstumo con Scofield, Final Transmission, en 2019, y finalmente como miembro de pleno de derecho, ha sido el revulsivo que necesitaban para volver a crear un disco a la altura de sus mejores obras. Que Kurt Ballou, también de Converge, haya vuelto como productor, es otro factor a su favor.

Hacía mucho tiempo que Cave In no sonaban tan poderosos y ambiciosos como lo hacen en Heavy Pendulum. Tanto por su calidad, como por su duración (70 minutos), su séptimo álbum es el argumento perfecto para explicar por qué algunos nos enganchamos al grupo hace más de 20 años.

Habiendo tocado distintos palos a lo largo de su carrera, los de Boston han optado por ofrecer un disco variado que da fe de su versatilidad. El riffaco de ‘New Reailty’ nos muestra al grupo en su máxima potencia, al igual que más tarde lo hace la contundente ‘Amaranthine’ (no muy lejos de Red Fang), pero aquí también encontramos piezas más melódicas como ‘Blood Spiller’, que parece salida de Jupiter, la rockera ‘Floating Skulls’, afín a lo que hicieron en Antenna, o ‘Heavy Pendulum’, que suena como un fascinante cruce entre Soundgarden y Alice In Chains.

Pero si por algo destacan es por su capacidad de crear piezas progresivas y espaciales como ‘Careless Ofering’, ‘Waiting For Love’, ‘Nightmare Eyes’, o la semi acústica ‘Reckoning’, que podrían seducir a cualquier fan de Tool o de Toundra en sus pasajes instrumentales. El despliegue de recursos y efectos con los que las guitarras de Brodsky y Adam McGrath adornan las canciones hacen que por muchas veces que las escuches,  siempre encuentres nuevos detalles.

Todas sus virtudes se plasman en el colosal cierre de ‘Wavering Angel’. Doce minutos que son un auténtico viaje por esa galaxia llamada Cave In que inesperadamente ha vuelto a aparecer en el telescopio como un punto brillante en el universo musical.

JORDI MEYA