La irrupción del primer largometraje de la galesa Prano Bailey-Bond en Sundance disparó todas las alertas del hype posibles, y eso viniendo del festival con más hype por metro cuadrado debe cogerse siempre con pinzas.

Ambientada durante la era del Video Nasty, aquella ridícula caza de brujas de cabezales desgastados y casposos de quien todavía hoy sigue mirando hacia otro lado cuando toca explicarse nuestro fracaso como sociedad, Censor ofrece un interesante ejercicio de estilo donde el veterano periodista y experto Kim Newman pone su primer crédito como productor ejecutivo.

Hasta aquí todo va bien. Mejor que bien. Lo que pasa es que partiendo de una base tan atractiva y jugosa, la película de Bailey-Bond parece querer conformarse con esa teoría, dejando que el desarrollo de los acontecimientos se vuelvan algo más perezosos y mucho menos ambiciosos.

Lo que parecía ser escuela Ben Wheatley o Peter Strickland, incómodos cineastas del Reino Unido que reformulan el género con cada nuevo trabajo, termina aproximándose más a un thriller vulgar y sin misterio que se sostiene gracias a un impecable trabajo formal. Y es que a nivel artístico, con sus mutables relaciones de aspecto y fotografía abrumadora, Censor es un thriller ejemplar lastrado por una inexplicable apatía.

Los video nasties albergaban títulos de toda clase. Obras maestras del séptimo arte, placeres culpables (si es que eso existe) y verdaderas mierdas soporíferas. Lo más curioso de todo es que en realidad su bestialismo se activaba desde la sugerencia, porque la gran mayoría eran risibles. Y eso es algo que también muestra muy bien la película desde los propios censores.

La Matanza De Texas es una peli mucho más truculenta en tu cabeza que en la pantalla, y eso es porque es una película perfecta. El debut de Prano Bailey-Bond peca de algo parecido, pero en el sentido opuesto.

Parte de una premisa excepcional, un pitch absolutamente vencedor y un concepto must. Censor llega y conquista sobre sinopsis y primer acto, pero luego queda la sensación de que se duerme un poco en los laureles. Me da la sensación de que este ideal ‘VHS of Psychotic Woman’, como la peli de Hooper, era mucho más espectacular en su cabeza.

MIGUEL BAIN