Children Of Bodom son una de esas bandas que generan reacciones totalmente opuestas. Por un lado conozco a puristas del melodeath que los odian por casi situar el estilo en el power, y por el otro, por supuesto, está toda esa enorme y planetaria legión de fans que los adora.

Con cada nueva obra suya ves, oyes y lees de todo, pero siendo objetivos, la verdad es que hace ya años que los finlandeses no nos sorprenden con sus discos. Sobra decir que el que espere volver a alucinar como lo hizo hace dos décadas con su debut, Hatebreeder o Follow The Reaper, no hace falta ni que se acerque a Hexed. Menos la velocidad, en su décimo álbum encontramos todas las señas de identidad del sonido Bodom: la voz punzante de Alexi Laiho, esos teclados tan personales y gélidos, la producción pulcrísima y ese aire neoclásico. Pero sí, se echa en falta más tralla, sólo con ‘Kick In A Spleen’ y la excelente ‘Hexed’ (ésta sí lo es) no es suficiente. No parece que la incorporación a la rítmica de Daniel Freyberg (ex de Naildown y Norther) les haya acabado de poner las pilas…

Por el camino nos encontramos una ‘Platitudes And Barren Words’ que podría ser de Avantasia, una rara y estéticamente gótica ‘Hecate’s Nightmare’ que a la postre es mi favorita, y canciones que funcionarán en directo como ‘Glass Houses’ y ‘Under Grass And Clover’. Y es que, en efecto, se adivina demasiado pronto qué temas tendrán una vida corta y cuáles no, así como las intenciones reales del combo: volver a la carretera cuanto antes.

PAU NAVARRA