Arquitectos del sonido del rock alternativo de los 90, no hay ninguna duda de que Pixies merecen la etiqueta de clásicos. El viernes pasado publicaban Doggerel, su octavo disco de estudio, y cuarto desde su vuelta en 2004, dando fe del momento dulce por el que pasan.
Los días 9 de marzo de 2023 en Barcelona (Sant Jordi Club), el 10 de marzo en Madrid (WiZink Center) y el 11 de marzo en A Coruña (Coliseum), Pixies se reencontrarán una vez más con el público de nuestro país. Y volverán a hacerlo con nuevas canciones, además de todos sus clásicos. Y es que los tres miembros originales, Black Francis (voz, guitarra), Joey Santiago (guitarra) y David Lovering (batería), acompañados de la ya totalmente establecida Paz Lenchantin (bajo), ya se han sacado de encima la presión que siempre provoca el retorno de una banda mítica y ahora simplemente disfrutan del reconocimiento y la tranquilidad interna que quizá no tuvieron en su primera etapa.
Unos días antes de que publicaran Doggerel (BMG), teníamos la oportunidad de charlar con Joey Santiago sobre su momento actual y su peculiar estilo de tocar la guitarra.
En este punto de vuestra carrera, me imagino que si grabáis un disco nuevo es porque os sentís inspirados para hacerlo. ¿De qué manera se manifiesta ese sentimiento? ¿Cómo sabéis que ha llegado el momento?
JOEY SANTIAGO «La verdad es que no pienso en esos términos. Más bien es como que queremos hacerlo, y lo hacemos. Sabemos cómo funciona el proceso creativo, y que pasas por momentos fértiles y otras de sequía, así que no nos inquieta demasiado. A veces tendrás ideas geniales y otras no tanto, pero lo importante es hacer el trabajo».
¿Siempre habéis tenido esa actitud o al principio había una mayor preocupación por hacer algo que asentara vuestra carrera?
«Nunca nos hemos preocupado. Creo que la magia de esta banda es que nunca hemos pensado demasiado. Simplemente lo hacemos».
¿Está yendo esta segunda etapa, desde vuestra reunión, mejor de lo que esperabas?
«Cuando hicimos Indie Cindy, Kim dejó el grupo, así que diría que ahí empezó una tercera etapa con Paz. En mi opinión, a partir de ahí las cosas han ido saliendo mejor y mejor. Diría que Doggerel es uno de los mejores discos que hemos hecho. Sé que es una declaración atrevida porque cuando hagamos el siguiente igual creo que aún es mejor, y la gente pensará que lo digo por decir (risas), pero realmente lo pienso».
¿Es Charles quien decide qué canciones vais a grabar?
«Normalmente él nos manda las ideas, y decidimos en base a eso. Pero esta vez fue Tom (Dalgety) el que hizo la selección y pulió las maquetas antes de mandárnoslas. Dejamos que fuera Tom quien hiciera la selección porque, al final, va a ser él quien tenga que trabajar los temas desde su nacimiento hasta la grabación final. Nos fiamos de él. Cuanto más conoces a alguien más cómodo te sientes. Creo que él también se siente más cómodo haciendo sugerencias y apretándonos. Ya forma parte del equipo».
¿Cómo de terminadas están las maquetas cuando las recibes? ¿Es solo la voz y guitarra o vienen con más arreglos?
«Normalmente son bastante básicas. Algunas tienen batería, muchas no. No hay coros. No hay arreglos de guitarra, ni uno. Si los hubiera, me dolería. Creo que Tom sabe que eso es mejor dejármelo a mí. La maqueta es básicamente la canción, la estructura, pero incluso eso puede cambiar en el estudio una vez tocamos todos juntos. Cuando tocamos juntos todo es bastante intuitivo, y nos dejamos llevar. Si hay que cambiar algo, lo cambiamos».
De todos modos, por primera constas en los créditos como compositor en dos temas.
«Sí. Hice la música de ‘Dregs Of The Wine’ y la letra de ‘Pagan Man’. Lo cual es raro».
¿Es raro que sea la primera vez o que haya ocurrido?
«En cuanto a la letra es muy raro porque Charles es uno de los mejores letristas del planeta. Que decidiera darme la oportunidad está bien. Me alegro de que le gustara. En cuanto a la música, básicamente salieron esos acordes por influencia de lo que hago con mi guitarra. Estaba pensando en los Pixies, en esta banda, no en nuestro legado, pero tenemos un punto raro que nos sale de manera natural».
«Soy el tío que no entiende por qué a la gente le gusta ‘Monkey Gone To Heaven'» JOEY SANTIAGO
Bueno, algo que define a una gran banda es que seas capaz de reconocerla al instante, y eso ocurre con vosotros. Y lo habéis tenido desde el principio. ¿Eras consciente cuándo empezasteis que sonabais distintos?
«Sí, lo era. Sabía que teníamos algo distinto. Mi manera de tocar era distinta. Lo que no sabíamos era si gustaría a la gente, pero por suerte la gente lo apreció».
Es curioso porque a mediados de los 80, el mundo de los guitarristas estaba dominado por la técnica y la rapidez de ejecución, pero tu enfoque era el opuesto, casi minimalista.
«Supongo que podría decirte lo de menos es más, pero también hay guitarristas que tocan muchas notas y son capaces de expresar algo igual de valioso. Simplemente es que no me gustaba ese estilo, no es lo que escuchaba y tampoco era capaz de tocar de esa manera. Para mí el que todos intentaran tocar lo más rápido posible, hacía que todos los solos de guitarra sonasen igual. No me parecía interesante, prefería un estilo más melódico. Supongo que intenté sacar provecho de mis limitaciones».
¿Qué guitarristas te inspiraron entonces?
«Neil Young, George Harrison, los sonidos de Hendrix que hacía entre los riffs. Supongo que cogí cosas de ellos y las interpreté a mi manera más rara».
Una de los elementos que definen vuestro sonido de guitarra es ese twang característico de la música surf. ¿Fue una aportación tuya o fue de Charles?
«Creo que fue cosa de los dos. Cuando estábamos en la universidad, tomamos un curso de verano, y durante esos meses escuchamos mucha música surf, muchísima. Nos encantaba, y nos hacía reír. No en plan mal, sino que nos parecía que tenía un punto cómico».
‘You’re Such A Sadducee’ me parece una gran canción.
«Pues es una de las canciones que no escucho. Me gusta, pero por algún motivo me la salto. No sé por qué. Pero bueno, soy el tío que no entiende por qué a la gente le gusta ‘Monkey Gone To Heaven’. Soy ese tío».
¿Y cuáles no te saltas?
«El resto. ‘You’re Such A Sadducce’ es épica, pero me la salto. Pero bueno, tengo un amigo que también me dijo que era su favorita del disco».
Cada vez vuestro setlists son más largos. ¿Sientes cierto vértigo cuando arranca el concierto y piensas que tienes 30 y pico temas, casi 40, por delante?
«No es por el número de canciones, sino por la duración del concierto. Pero hay noches que te pasan volando. A veces pasan dos horas y parece que hayas acabado de subir al escenario. No tendríamos por qué tocar tanto, pero Charles quiere hacerlo, así que lo hacemos».
En España sois más populares que nunca, al menos en cuanto a la asistencia a vuestros conciertos. ¿Te sorprende?
«Me sorprende más que la gente joven venga a vernos, haber llegado a otra generación. Eso me impresiona. Es raro que una banda de nuestra edad conecte con el público joven».
JORDI MEYA