Sería hasta comprensible que, si nunca has sido un fan acérrimo del grupo, escuchar un nuevo disco de Comeback Kid no estuviera entre tus prioridades. Después de 20 años de carrera y seis álbumes de estudio, ¿qué te iba aportar el séptimo?
Pero la realidad es que sin haber nunca explotado comercialmente como Parkway Drive o tener el atractivo mediático del que, por ejemplo ahora, gozan Turnstile, estos canadienses han seguido currando con las mismas ganas que el primer día y grabando discos siempre notables. Heavy Steps es otro más a añadir a la lista, pero transmite un punto de entusiasmo extra. Sea porque la pandemia les ha permitido acumular energías o trabajar con más tranquilidad, o simplemente porque ha sido tocados por la varita de la inspiración, los de Winnipeg vuelven después de cinco años con una colección de auténticos temazos.
Un bajo retumbante y una pua rasgada por el mástil nos dan la bienvenida en el primer corte, ‘Heavy Steps’, un himno hardcore con gang vocals, un riff cojonudo y un estribillo que engancha con Andrew Neufeld cantando «I’m caving, not worth saving, I’m still waiting for an avalanche, It’ll take us all, I’ll be the last to fall». Los puños siguen en alto con ‘No Easy Way Out’ con un groove capaz de hacer botar a un muerto y la trepidante ‘Face The Fire’.
En ‘Crossed’, sacan su lado más metal con un riff más técnico y Joe Duplantier de Gojira aportando guturales de fondo, y a continuación es JJ Peters de Deez Nuts el que se une a la fiesta en la más melódica ‘Everything Relates’. Con semejante arsenal, sus futuros conciertos pueden ser la leche.
Si bien en general los breakdowns no son especialmente originales, todos ellos funcionan, y quedan más que compensados por otros elementos, especialmente los melódicos como los de ‘Standstill’ en los que se acercan a NoFx, o la potencia de ‘Shadow Of Doubt’ o ‘In-Between’. También son destacables el trabajo del productor John Paul Peters, con quien ya grabaron su debut Turn It Around en 2003, la mezcla de Will Putney que consigue que todos los instrumentos ocupen el lugar adecuado sin molestarse, algo no siempre fácil, y la portada obra del tatuador boliviano, afincado en Barcelona, Luciano Calderón.
Con este disco, Comeback Kid han puesto el listón del hardcore canadiense en lo más alto. Ahora es el turno de que Cancer Bats recojan el guante.
JORDI MEYA
