Bloodmoon: I tiene su génesis en el festival holandés Roadburn de 2016, en el que Converge participaron con una formación ampliada con Chelsea Wolfe, Ben Chisholm (colaborador habitual de la californiana) y el frontman de Cave In Stephen Brodsky. De esa experiencia, surgió la idea de realizar un álbum juntos, del que seis años después por fin podemos disfrutar.
Es imposible no referirse a los pantonosos EPs May Our Chambers Be Full y The Helm of Sorrow de Thou y Emma Ruth Rundle (gestados también en el Roadburn) o la unión maravillosa entre Cult Of Luna y Julie Christmas en Mariner como ejemplos de álbumes colaborativos de alto calado y experiencias con resultados más que satisfactorios.
La constelación de mentes creativas implicadas en este Bloodmoon: I ha entregado un álbum que se mueve por derroteros muy diferentes a lo que nos tiene acostumbrados Converge, resultando en una simbiosis perfecta entre los universos creativos de los artistas participantes. Se trata de un viaje por la melancolía y la belleza en una amalgama de estilos que se entremezclan y dan como resultado canciones más cercanas al post metal, el doom o el sludge.
¿Y qué nos encontramos aquí? Un álbum variado. Tenemos temas en progresión continua como ‘Blood Moon’, ‘Coil’ o ‘Daimon’ en los que las voces de Chelsea Wolfe y Jacob Bannon es fundamental para entender ese aire casi litúrgico que tienen. Tenemos algún ramalazo zeppeliniano como el riff sincopado a lo ‘Kashmir’ de ‘Lord Of Liars’ o la bluesera ‘Scorpion’s Sting’, pero también encontrarás algún trallazo reconocible de los de Massachussets como en el inicio de ‘Viscera Of Men’ o ‘Tongues Playing Dead’.
La producción de Kurt Ballou es sublime, suena de forma orgánica, clara y poderosa lo que le da cohesión al conjunto, creando una atmósfera muy especial y dándole sentido épico a todo lo escuchado en la casi hora que dura esta portentosa obra. El trabajo instrumental es mayúsculo, destacando la base rítmica, así como el contraste de las voces de Wolfe y Bannon (aquí utilizando en muchas ocasiones registros limpios a los que no nos tiene acostumbrados. Sus interpretaciones son uno de los grandes alicientes para gozar de cada uno de los segundos del álbum, dejándonos momentos estremecedores.
Las expectativas que tenía con este disco eran altas, pero se cumplen, e incluso se superan. El tono épico, la belleza que emana y la combinación de los talentos de Converge y Chelsea Wolfe dan como resultado uno de los discos del año. La mejor noticia de Bloodmoon: I, sin duda, es el I… porque significa que habrá un II ¿no?
JOAN CALDERON