Si el debut en solitario de Corey Taylor de hace tres años fue una consecuencia directa de la necesidad de hacer algo mientras el mundo estaba parado por culpa de la pandemia, este CMF2 surge directamente del buen rollo que pilló con su banda una vez pudo salir a la carretera.
Corey ha encontrado en los guitarristas Christian Martucci y Zach Throne, el batería Dustin Robert y el nuevo bajista Eliot Lorango a los compañeros ideales para llevar a cabo todas sus inquietudes musicales. Con la parte más metal y oscura cubierta con Slipknot, aquí da rienda suelta a su gusto por el hard rock y el rock americano que forman parte de la cultura popular de su país. Música para escuchar a todo volumen en una pick up mientras vas de camino a una barbacoa. No hay que buscarle tres pies al gato, porque no los encontrarás.
A pesar de que su horrible portada tire para atrás, por suerte su contenido es mucho más satisfactorio. Si te gustó CMFT, seguro que este también lo hará porque se mueve dentro de los mismos parámetros. Encontramos baladas con aire country como ‘The Box’, ‘Breath Of Fresh Smoke’ o ‘Sorry Me’, descargas rockeras como ‘Beyond’ o ‘Post Traumatic Blues’, con un buen duelo de guitarras de corte clásico, arrebatos punk rock como ‘We Are The Rest’ o ‘All I Want Is Hate’, dejes de metal en ‘Dead Flies’, y piezas más melódicas como ‘Someday I’ll Change Your Mind’ que cuesta trabajo pensar que salen del mismo tipo que se ha hecho millonario cantando ‘People=Shit’.
No hay nada especialmente rompedor o sorprendente, pero la inherente pasión con la que el vocalista afronta cada tema, el buen hacer de los músicos, y la variedad de las composiciones hace que CMF2 pueda considerarse otro punto a favor para un músico que, sea por ego, sea por inquietud, no puede parar quieto.
DAVID GARCELL
