Es muy posible que con dedicarse simplemente a ser el cantante de Slipknot, Corey Taylor pudiera disfrutar de una vida de lo más acomodada. Pero desde que en 2002 decidiera reactivar su primera banda, Stone Sour, el vocalista no ha parado de dar salida a sus inquietudes fuera de su grupo principal, ya fuera escribiendo libros, colaborando con otros artistas (desde los poperos Tonight Alive al rapero Tech N9ne) o actuando en clubes de Estados Unidos haciendo versiones con unos cuantos amigos. Que algún día sacara un disco en solitario era sólo cuestión de tiempo.
La imposibilidad de salir de gira ha propiciado que Taylor se encontrara con un tiempo libre extra, y naturalmente lo ha aprovechado para grabar su debut. Pese a que de haber querido podría haber contado con grandes estrellas para hacerlo, me parece un acierto que Taylor lo haya hecho con los músicos que suelen acompañarlo en sus actuaciones. Porque si algo transmite CMFT es química y diversión. No hay aquí nada rompedor, pero aunque estilísticamente siga la línea más melódica y hard rockera de Stone Sour, el disco suena mucho más fresco, y menos plomizo, que cualquiera de los que haya grabado con ellos.
En muchas entrevistas, Taylor había advertido que su disco en solitario sería muy diverso teniendo en cuenta sus amplios gustos musicales, y aunque es verdad que encontramos varios palos, lo que dominan son los temas de rock duro americano para sonar en las FM de su país. Tanto ‘Black Eyes Blue’, ‘Samantha’s Gone’, ‘Kansas’, como ‘Everybody Dies On My Birthday’ tienen madera de hit, con estribillos de lo más pegadizos que te entran tan bien como una cerveza fría en un día caluroso, y en los que su voz encaja como un guante.
Taylor y sus compañeros también muestran su garra con el riff rockero de ‘Halfway Gone’, la festiva ‘Meine Lux’, la más metalera ‘Culture Head’ o el rap metal de ‘CMFT Must Be Stopped’, mientras que en ‘Silverfish’ o ‘Home’ resuelven dos baladas con acierto. El toque jazz de ‘The Maria Fire’ o la punkarra ‘European Tour Bus Bathroom Song’ (el título lo dice todo) también contribuyen a la sensación de que el cantante ha hecho lo que le ha dado la gana sin preocuparse de darle una coherencia al conjunto más allá de esa máxima de ‘es sólo rock’n’roll, pero nos gusta’.
CMFT no nos descubre nada de Corey Taylor que no intuyéramos, pero al mismo reafirma que tiene muchos más recursos de los que imaginamos la primera vez que le vimos actuando por primera vez con los enmascarados de Iowa. Bien por él.
DAVID GARCELL