FECHA: 5 DE DICIEMBRE DE 2018
LUGAR: WEMBLEY ARENA, LONDRES
PROMOTORA: AEG
Hasta Londres tuvimos que viajar para saldar la deuda pendiente que teníamos con A Perfect Circle. Su accidentado paso por el último Download Madrid nos dejó literalmente con la miel en los labios. Sabedores de que muy probablemente no tengamos otra oportunidad de volver a verles en el futuro, decidimos pillar el avión para cazarles en su gira europea por grandes recintos.
Que se eligiese el Wembley Arena (situado justo al lado de imponente y mítico estadio de fútbol) como recinto para el evento parecía dar una idea del poder de convocatoria que la banda aún posee tras tantos años de ausencia de los escenarios. Sin embargo, el pabellón quedó lejos del sold out ya que apreciamos varias calvas en las gradas.
Antes de ello, tuvimos que pasar un estricto control de seguridad incluyendo detectores de metales. No cabe duda que desde los atentados del concierto de Ariadna Grande en Manchester toda precaución es poca para los ingleses.
La noche incluía además una invitada de excepción, pues para nosotros también era una buena ocasión para comprobar cómo se las gastaba una artista tan marciana como Chelsea Wolfe.
Como si de una PJ Harvey en versión gótica se tratase, la californiana salió acompañada de su banda demostrando una fría sobriedad. Apostando por la vertiente más contundente, acometió con ‘Feral Love’, ‘Spun’, ‘Carrion Flowers’, ’16 Psyche’ y una sobrecogedora ‘Survive’. Su propuesta bebe de varias fuentes tan interesantes como el post-punk, el industrial o el doom, haciéndola difícil de encasillar, siendo creadora de su propio universo. A pesar de todo, la reacción del público resultó casi tan pasiva como su actitud, que sçolo se vio alterada en la final ‘Scrape’, donde sí mostró algo de ferocidad escénica.
Durante el cambio de set, ya podíamos intuir la puesta en escena que desplegarían A Perfect Circle a lo largo de dos horas de actuación. Unos preparativos en los que hasta vimos a un roadie pasar la aspiradora por cada rincón del escenario. A eso se le llamar cuidar los detalles. Como también se notó la cuidada manera de salir del grupo. Primero con Greg Edwards y Jeff Friedl ocupando cada uno su pódium correspondiente a los teclados y la batería para arrancar con una ‘Eat The Elephant’ a la que no tardaría en sumarse Maynard James Keenan desde su altar central y poco más tarde Matt McJunkins y Billy Howerdell en primera línea de batalla.
Tras ese comienzo elegante, las pulsaciones fueron en aumento con ‘Disilusioned’ (cuya letra de alguna manera nos recordaba nuevamente la petición por parte del grupo de no hacer uso de cámaras o móviles: «Time to put the silicon obsession down. Take a look around, find a way in the silence…) para definitivamente despertar del todo con una potentísima ‘The Hollow’ a la que le siguió ‘Weak And Powerless’. El sonido era apabullante pero al mismo tiempo nítido, perfecto, llegando a escucharse con claridad cada detalle de las composiciones. Por no hablar de la preciosa producción escénica con varias pantallas LED que revestían de colorido y magia cada unas de las canciones. Resulta complicado describir semejante cohesión audiovisual. Una verdadera gozada para los sentidos.
‘So Long, And Thanks For All The Fish’ fue la siguiente en caer y el pabellón se animó con palmas, señal de que también la banda estaba disfrutando de la noche. Sin apenas mediar palabra alguna, poco a poco fueron cayendo rarezas como las revisiones tan particulares que realizaron de ‘(What’s So Funny ‘bout) Peace, Love And Understanding’, ‘3 Libras’ y ‘Counting Bodies Like Sheep To The Ryhthm Of The War Drums’ con ese «go back to sleep» susurrado por Maynard que fue pura magia.
Mención aparte merece el también vocalista de Tool, quién, además de estar soberbio en su papel a lo largo de toda la noche, se mostró incluso hasta cómodo y muy agradecido con el respetable. Es curioso como siendo apenas una silueta entre las sombras, su presencia resulta de lo más magnética, dejando que sean Howerdell y McJunkins quienes campen a sus anchas por el escenario mientras inerpretan ‘The Noose’, ‘Talk Talk’ (de lo mejor de la noche), ‘Hourglass’ y la esperadísima ‘Judith’.
Hasta se permitieron homenajear a Malcolm Young con una cover de ‘Dog Eat Dog’ de AC/DC que supieron trasladar a su terreno respetando la versión original. Tras una fantástica ‘The Package’, ‘Delicious’ permitió bajo permiso de Maynard que la gente sacase sus smartphones para inmortalizar el momento mientras abandonaba la escena dejando a su compañeros recoger los últimos aplausos, regalando púas, baquetas y algún setlist a las primeras filas.
Ver A Perfect Circle en un marco como este sin duda fue una experiencia irrepetible. Tanto por su calidad como por la más que alta probabilidad de que no vuelva a haber otra oportunidad. Por suerte, en 2019 nos espera la vuelta a los escenarios (¿y con disco nuevo?) de Tool. Y eso, amigas y amigos, son palabras aún mayores.
GONZALO PUEBLA